¿Quién pinchará la burbuja de la inteligencia artificial?
En las bolsas norteamericanas, diez acciones concentran el 33% del valor. Esto sólo se ha visto durante las burbujas puntocom y la Nifty Fifty. La causa son las exageraciones en torno a la IA. Pero en las últimas semanas, se ha operado un cambio en torno a ella
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Iniciar sesiónEl mercado de valores estadounidense está atrapado en una burbuja provocada por la irrupción de la inteligencia artificial (IA) similar a la que se produjo con las empresas puntocom a comienzos de este siglo. A contar del mes de febrero, la bolsa ha alcanzado el ... nivel de concentración más alto en 50 años ya que las 10 principales acciones del índice S&P500 ponderan por el 33% del total. Este fenómeno se debe la galopada de los 'siete magníficos' (Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, Meta, Nvidia y Tesla). El peso de estos valores ha aumentado más rápido que sus ganancias, lo que ha creado una brecha entre sus ingresos y su peso en los índices.
Un informe de la firma de fondos Hartford advierte de que «la última vez que apareció una brecha de esta magnitud fue en el apogeo de la burbuja de las puntocom y, antes de eso, la burbuja Nifty Fifty de finales de los años sesenta». La burbuja Nifty Fifty se formó en torno a 50 valores de alta capitalización y con beneficios recurrentes como IBM, Coca Cola o General Electric que siempre eran recomendados por los analistas, hasta que la crisis del patrón oro y la del petróleo pincharon la confianza y algunas acciones llegaron a perder más del 80% de su cotización.
Según Hartford, «la relación precio-beneficio de las 10 acciones principales (el informe suma a los siete magníficos los valores de Broadcom, JP Morgan y United Health) en comparación con las 490 acciones inferiores se encuentra en un extremo no visto desde el pico de la burbuja de las puntocom (excluyendo el período Covid-19, que afectó las cifras de ganancias)». Lo que ha sucedido en otras ocasiones, según el informe, es que las acciones en las que se ha concentrado el valor entran en un periodo de mayor volatilidad y de mayores caídas.
No hay que ser un genio ni un adivino para darse cuenta de que gran parte de las subidas de estos valores se debe al permanente bombo publicitario ('hype' en inglés) en torno a la IA. Hemos señalado en otros artículos que los promotores de la IA, especialmente Sam Altman y OpenAI, fueron muy inteligentes al promover un manifiesto donde avisaban que su descubrimiento podía destruir el mundo, eso generó un interés inusitado entre los políticos, los reguladores y el público en general.
Las cosas, sin embargo, han comenzado a cambiar. Aunque prevalecen las noticias sensacionalistas e interesadas en promover la adopción y el consumo de IA, hay signos importantes de que la dirección del viento podría cambiar en los meses que tenemos por delante.
En las últimas semanas han aparecido varios artículos cuestionando el alcance de la IA y su reflejo en los medios de comunicación. Reuters Institute divulgó un análisis de su director, Rasmus Nielsen, en el que cuestiona la acrítica cobertura periodística sobre la IA. Nilesen afirma que «las investigaciones sugieren que los informes (de los medios) tienden a estar dirigidos por fuentes de la industria y, a menudo, toman las afirmaciones al pie de la letra». El famoso economista Daron Acemoglu, autor del best seller 'Por qué fracasan los países', también ha invitado a sus lectores a no dejarse llevar por las exageraciones sobre la IA y ha rebajado mucho las expectativas económicas que se han divulgado. La revista The Economist, que al principio se veía muy entusiasmada con la llegada de la IA, ha tomado una perspectiva más crítica en sus últimos números.
Es verdad que cada semana se publican las consabidas memeces de la IA, por la que se está haciendo cada vez más famosa. Ya no sólo son las alucinaciones erróneas y la capacidad de mentir con gran autoridad que tienen herramientas como ChatGPT, sino auténticas bobadas como la receta de pizzas con pegamento, los espaguetis con un chorro de gasolina y el dato de que sólo 17 presidentes de Estados Unidos eran blancos. Hay que unirlas a anécdotas anteriores como las imágenes de los soldados nazis negros y otras curiosidades. La IA se alimenta de la realidad y en ésta hay mentiras y engaños, pero también combinaciones 'out of the box' que a nadie se le ocurriría plantear porque estamos formados en una historia. Lo que realmente le hace falta a la IA es esa madre con una zapatilla en la mano que la mayoría hemos tenido.
Quizá el movimiento que debería preocupar más a los ciudadanos son los acuerdos que OpenAI y otras empresas punteras en el tema están cerrando con los medios de comunicación. Esta semana han sido The Atlantic y Vox (el medio de EE.UU., no el partido español) los que han llegado a acuerdos en los que ya participan Financial Times o Wall Street Journal. Se trata de una maniobra para aislar a The New York Times, que prefirió demandar a OpenAi por haber usado sin su permiso su archivo histórico para entrenar a su ChatGPT.
Ahora falta ver hasta dónde puede llegar el nuevo escepticismo sobre la IA que empieza a surgir. Si hablamos del mercado de valores, Hartford recuerda que cuando la ponderación de los índices se ha concentrado más de un 30% en sólo 10 valores, los 490 valores restantes que parecían atrasados terminaron teniendo un desempeño superior en los cinco años siguientes en el 95% de las veces.
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