Calviño le mete un último gol a Yolanda Díaz y deja atada la modificación en 2024 del gravamen a la banca

Por tanto, sí, el gravamen a la banca se revisará en 2024 como deslizó la semana pasada la vicepresidenta primera Nadia Calviño, provocando una airada reacción de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, que exigió que no se cambiará ni la configuración del gravamen ni su potencial recaudatorio. Calviño salvó entonces la polémica aclarando que no habría revisión del gravamen, al menos en estos momentos, pero el texto publicado este jueves en el BOE deja claro que la modificación se va a realizar.

Fuentes del Ministerio de Hacienda han explicado este jueves a ABC que esa modificación es forzosa "para convertirlos en impuestos". ¿Por qué es forzosa? Las fuentes del ámbito de la asesoría fiscal consultadas apuntan a varias razones. La primera es que su potencial conversión en figuras permanentes, que el presidente del Gobierno comprometió ayer en su comparecencia pública pero que no se refleja como tal en el texto del real decreto ley publicado este jueves en el BOE, sería poco compatible con el mantenimiento como prestaciones patrimoniales no tributarias, ya que estas necesitan un objetivo de recaudación determinado y el que les dio el Gobierno fue financiar las medidas para paliar los efectos de la inflación, que este mismo real decreto ley empieza a replegar.

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Su conversión en figuras permanentes del sistema tributario exigiría por tanto su transformación en impuestos, lo que sin embargo abre otro flanco jurídico de consecuencias imprevisibles ya que forzaría a empresas energéticas y entidades financieras a pagar dos veces por la misma base imponible: en el impuesto de sociedades y en los potenciales nuevos impuestos.

Una segunda capa de análisis tiene que ver con razones más políticas. El Gobierno comprometió este miércoles con el PNV la inclusión de ambos gravámenes en los espacios fiscales forales de País Vasco y Navarra, pero los convenios con las Haciendas Forales solo permiten hacer esto con figuras tributarias y a día de hoy los gravámenes a banca y energéticas son prestaciones patrimoniales no tributarias y no forman parte de ese perímetro. El cumplimiento de ese compromiso exige o la modificación de los convenios y la transformación de esos gravámenes no tributarios en impuestos, lo que por otra parte son según el consenso académico.

De nuevo, esa transformación abre otras incertidumbres, en este caso sobre su potencial recaudatorio. Una vez compartidos en impuestos su compatibilidad con el Impuesto de Sociedades parece complicada y la cuota de los mismos podría tener que desgravarse de ese impuesto, lo que reduciría de forma significativa su capacidad de recaudar, una de las líneas rojas que ha planteado a la parte socialista del Gobierno sus socios de Sumar. Yolanda Díaz ha vuelto a recordar este jueves que limitar su impacto recaudatorio sería interpretado por su formación como un incumplimiento de los compromisos adquiridos.