El 'think tank' de CEOE carga contra la prórroga de los impuestos a banca y energéticas: «Distorsionan y son arbitrarios»

La tesis del IEE es que el Gobierno ha optado por sustentar el crecimiento en el gasto público, que en su opinión es una fórmula cortoplacista y poco sostenible en el largo plazo, y que esa elección amenaza con lastrar el crecimiento de la economía "en los próximos años" por la ausencia de incentivos a la inversión empresarial. "¿Qué empresa va a querer invertir en España si cuando le va mal tiene que tragarse sus pérdidas y cuando le va bien el Estado le va a reclamar una parte importante de sus beneficios si considera que estos tienen carácter extraordinario?", ha lanzado Fernández de Mesa en relación a los impuestos temporales instaurados bajo ese argumento sobre la banca y las energéticas. "Hoy les ha tocado a esos sectores, pero en otra ocasión le puede tocar a cualquier otro", ha deslizado el vicepresidente de CEOE y ex secretario de Estado de Economía en el Gobierno de Mariano Rajoy.

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El 'think tank' de CEOE entiende que tampoco es una decisión acertada desde el punto de vista de la política económica, porque en un contexto de desaceleración económica incrementa los costes de dos sectores fundamentales para reactivar la actividad: el energético, que debe comandar la inversión para la transición energética; y el financiero, que será el encargado de financiar las inversiones del sector privado. "Es normal que esos impuestos se estén reconsiderando porque su diseño es muy mejorable e incluso no se descartable que los tribunales europeos intervengan para eliminarlos", ha terciado el director general del IEE, Gregorio Izquierdo. "La decisión más acertada sería eliminarlos porque generan una tremenda distorsión en la economía para lo que recaudan y generar incertidumbre en las empresas", ha subrayado.

"Si el Gobierno cree que va a resolver el desequilibrio fiscal de las administraciones públicas españolas con medidas de ingresos se equivocará", ha advertido Fernández de Mesa, que ha señalado el desequilibrio presupuestario español y su elevada deuda pública como una de las principales amenazas para el crecimiento de la economía.

El último informe del IEE estima que el déficit público apenas se reducirá del 4,8% al 4,3% en 2023 y que el año que viene se quedará en el 3,8% aún cuando el Gobierno retire buena parte de las medidas transitorias contra la inflación vigentes en la actualidad. Sus estimaciones son mucho menos optimistas que las del Gobierno, que sostiene que será capaz de reducir el déficit público al 3% el año que viene, o que las de los principales institutos de análisis que sitúan el déficit del próximo año en una horquilla de entre el 3,2% y el 3,4%. El desequilibrio con el que se cierre el balance público el próximo año no es irrelevante, ya que de él dependerá el grado de control al que Bruselas someterá los presupuestos españoles de los próximos años e incluso la imposición o no de una senda obligatoria de reducción del déficit con recortes presupuestarios, etcétera. "Hasta ahora lo único que hemos visto son medidas de aumento de gasto, nada que incentive la eficiencia en el mismo", ha señalado Gregorio Izquierdo.

La institución entiende que de no retirarse las medidas contra la inflación el déficit no bajará de forma significativa y considera que es imprescindible no solo la adopción de medidas de reducción del gasto sino sobre todo la configuración de una senda de reducción del déficit realista y creíble para convencer a los mercados del compromiso de las autoridades españolas con ese objetivo. "Si no ajustamos nuestros desequilibrios fiscales serán los mercados los que nos obliguen a hacerlo", ha avisado Fernández de Mesa.

Tras varios años en que el Gobierno ha tirado sin freno del recurso al gasto público, con la coartada de la pandemia y el episodio inflacionista, ahora le toca gestionar la contención y un contexto más complicado, en el que el crecimiento se está desacelerando de manera ostensible y con un crecimiento para el próximo año que según el IEE estará en el entorno del 1,5%, nuevamente por debajo del 2% pintado por el Gobierno, que se sitúa por encima de las previsiones de la práctica totalidad de los institutos de análisis nacionales e internacionales.

El IEE constata un frenazo económico, que hará que el PIB español apenas avance un 0,1% en el último trimestre de 2023, que se prolongará durante la primera mitad del año que viene y que solo remontará al calor de la temporada turística. No obstante, advierte de que esas previsiones están amenazadas por numerosas circunstancias y que todas ellas podrían hacer que la economía creciera menos, como por ejemplo una evolución excesivamente dinámica de los salarios o una política fiscal no suficiente restrictiva que podrían reactivar las tensiones inflacionistas y comprometer el descenso inercial de los precios sobre todo en la segunda mitad del próximo año.