¿Un rescate imposible?
Algunos analistas consideran que el tamaño de la economía italiana, que triplica la suma de los de Grecia, Irlanda y Portugal juntos, hace muy difícil que Europa pueda acudir en su auxilio
ABC
El precio de la deuda italiana ha pasado ya el punto que fue de no retorno para las economías europeas ya rescatadas. No obstante, algunos analistas consideran que el tamaño de la economía italiana, que triplica la suma de los de Grecia, Irlanda y Portugal ... juntos, hace muy difícil que Europa pueda acudir en su auxilio. Otros apuestan por la intervención del FMI.
Santiago Carbó: «La intervención del FMI puede ser necesaria»
La probabilidad de que Italia necesite un rescate es cada vez mayor. El deterioro de su credibilidad puede hacer necesario una intervención del FMI. En todo caso, sería muy mala noticia y el contagio a otras economías sería inmediato.
Lo que sucede en Italia ilustra las enormes deficiencias de Europa en la resolución de la crisis: irresponsabilidad política, falta de decisión y reacción y rendición ante la evidencia. ¿Por qué Italia? Es difícil creer que un país con superávit primario, con paro relativamente reducido y con el peso institucional del transalpino llegue a esta situación.
Italia muestra desde mucho antes de la crisis falta de resolución para afrontar las reformas que su sistema fiscal, su industria y su ordenación regional requieren. España, aunque a distancia, pero afectada, le sigue en el deterioro de su credibilidad. Esto es un deber de cada país pero también un deber europeo. Y nadie sabe qué es ya Europa.
Mario Weitz: «Italia, por su tamaño, no es rescatable»
La situación económica se ha vuelto muy grave en Europa. La inestabilidad en Grecia e Italia ha contagiado a la desconfianza en la economía española. Los mercados quieren certezas de ajuste. Y la demora en formar nuevos gobiernos en Grecia e Italia provoca inquietud. El problema es que Italia no es rescatable por tamaño, es la tercera economía de Europa. O hace los deberes de forma urgente o el euro tendrá problemas para sobrevivir.
Lo paradójico es que las dos soluciones políticas de Grecia e Italia demandan mucho tiempo para calmar a los mercados. La posibilidad de una Europa a dos velocidades aumenta en este contexto. Para España, la única solución posible es reducir rápido el déficit fiscal. La única solución a corto plazo es formar de manera urgente en Grecia e Italia gobiernos de técnicos, que asuman poderes importantes a corto plazo y sin demora.
Luis de Guindos: «Lo que le pase a Italia es esencial para España»
En la situación actual hay varios elementos novedosos: la evidencia de que la desaceleración es profunda en Europa, más que en el mundo y que Europa puede entrar en recesión ya en el cuarto trimestre. Además, la situación de Grecia es inestable. Aunque Papandreu ha dimitido hemos abierto un periodo de incertidumbre hasta que haya un nuevo gobierno con legitimidad. La situación de Italia tampoco está clara porque no se sabe cuándo se va a producir la salida de Berlusconi. Y, por último, no tenemos los cortafuegos para evitar el contagio. El ejercicio de recapitalización de la banca carece de credibilidad y todavía no sabemos cómo se va a financiar el fondo de rescate europeo. Los países emergentes ya han dicho que no van a poner dinero. Todos estos elementos de incertidumbre generan gran inquietud en el mercado. La única solución a corto plazo para esta situación es la compra masiva de deuda por parte del del BCE, que se acompañe con la clarificación del panorama político y con un plan de actuación de política económica para la zona euro y los países. Lo que le pase a Italia es extremadamente relevante para España.
David Cano Martínez: «Italia excede las capacidades del fondo de rescate»
Variables como el nivel del bono italiano a 10 años, su diferencial frente al alemán y, lo que es más relevante, la pendiente negativa de la curva de tipos (la rentabilidad del bono a 2 años es superior a la de a 10 años) se han situado en niveles superiores a los observados en Grecia, Irlanda o Portugal cuando solicitaron el rescate. Dos son las claves para que Italia se vea obligada a activarlo: que no haya demanda por parte de los inversores en próximas subastas de deuda o, principalmente, que el coste de financiación que soporta sea más elevado que el aplicado en la asistencia financiera (poniendo en peligro el crecimiento económico futuro). Este segundo factor ya se produce, pero es obvio que en el caso de Italia concurren otros factores que pueden retrasar la activación de un rescate: es la tercera economía del área euro y el volumen de financiación necesaria excede las capacidades actuales del fondo de rescate. Con este panorama, es crucial en el cortísimo plazo el papel del BCE como comprador de deuda italiana. Pero también que Italia muestre un verdadero compromiso para reestablecer la confianza. Estamos ante una nueva prueba para comprobar la resistencia de la actual configuración de la Unión Monetaria.
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