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La oportunidad de las aguas residuales se escapa por el desagüe

Mientras algunas empresas ya están convirtiendo las depuradoras en avanzadas biofactorías para obtener recursos y energía, España afronta una millonaria multa europea por su deficiente gestión

María José Pérez-Barco

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Los avances tecnológicos en el tratamiento de aguas residuales urbanas han abierto el camino a un cambio de paradigma que está transformado las depuradoras en auténticas biofactorías, capaces de generar una gran diversidad de recursos, materias primas y energía. Un enorme potencial todavía por explotar ... en un sector sobre el que pesa una gran carga desde hace años, cuando en 2018 España fue multada por la Unión Europea por la falta de depuración de aguas residuales en nueve poblaciones (cuyo tratamiento está recogido en una directiva de 1991). La sanción ya se ha llevado la friolera de 62,9 millones de euros. Una cifra que engorda cada semestre, a razón de unos 10 millones, hasta que se solvente la situación. Pero eso parece que llevará tiempo, pues de los nueve municipios sin depuradora por los que fuimos sancionados, solo dos la han conseguido en estos últimos cuatro años (Tarifa y Coín). Pendientes están Alhaurín el Grande, Barbate, Isla Cristina, Nerja y Matalascañas, en Andalucía; Gijón Este, en Asturias, y Valle de Güimar en Canarias. La mayor parte de ellos con más de 20.000 habitantes.

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