La nevera vacía
JAIME GONZÁLEZ
Los Presupuestos Generales ya están aquí, convertidos en retrato descarnado de una economía maltrecha. No es que sean austeros, sino agónicos. Es como si una familia numerosa, al levantarse, encontrara una nota imantada en la nevera en la que se asignara a cada miembro ... un límite máximo de yogures, tanto de fiambre y una advertencia: «La botella de leche tiene que durar dos días».
Como el Estado somos todos háganse a la idea de lo que se nos viene encima.
El recorte es drástico y las partidas ministeriales quedan reducidas a lo básico: gasto corriente y poco más. Entre el pago de la deuda, lo destinado al subsidio de desempleo y las nóminas, al Estado no le queda apenas margen. Y, como el Estado somos todos -eso dicen-, háganse a la idea de lo que se nos viene encima.
«Mensaje a los mercados»
Un plan de ahorro tan brutal como necesario con el que, además de poner orden en casa, se trata de lanzar un mensaje a los mercados: dejar claro que el sacrificio de España y los españoles no es una promesa, sino una realidad , tan dura y fría como esa nota imantada en la nevera en la que se advierte que «la botella de leche tiene que durar dos días».
Solo queda esperar que el gigantesco esfuerzo colectivo no sea en vano y que algún día podamos echar la vista atrás para decir -desterrados los negros nubarrones de nuestra economía- que lo que hicimos entre todos aquel 2012 mereció la pena.
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