El IPC al 3% agrava la pérdida de poder adquisitivo de pensionistas y trabajadores
Los convenios colectivos pactaron para 2010 unas subidas salariales del 1,3% mientras que a los pensionistas se les aplicará una subida en 2011 del 2,3%, como fue el IPC de noviembre
M. S. G.
El IPC definitivo de diciembre, confirmado este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha aportado otra noticia negativa para los ciudadanos españoles en este principio de 2010. La subida en el mes navideño en el índice interanual ha sido nada menos que ... de siete décimas, hasta cerrar el año en el 3% frente al 2,9% que marcaba el indicador adelantado y el 2,3% del mes anterior. Este 3% contrasta con el incremento salarial acordado en los convenios colectivos, que ha sido del 1,3% en 2010, de entre el 1% y el 2% para 2011, y de entre el 1,5% y el 2,5% en 2012, con cláusula de revisión salarial a final del ciclo. De esta manera, en 2010 ya existe una desviación de dos puntos, una diferencia que hará que los trabajadores pierdan un poder adquisitivo considerable.
Los precios se han disparado un mes después de que se calcule la subida de pensiones
Algo similar les pasa a los pensionistas, que este año verán como su pensión no se mueve independientemente de lo que haga el IPC pero a los que se les aplica la subida del IPC en noviembre, que fue del 2,3% (un 1% en paga extraordinaria en enero y otro 1,3% repartido entre todos los meses). Noviembre es el mes con cuyo IPC se calculan las pensiones, y curiosamente ha visto como los precios se han disparado un mes despues.
Responsables del disparado IPC español son las subidas impositivas del tabaco y el alza de los precios del petróleo. Para este enero se espera más de lo mismo, ya que entrará la subida de la luz aprobada por Industria, así como la subida del gas y la generalizada de los transportes en todo el territorio.
La inflación es una pésima noticia para la economía, que se encuentra ahora mismo con un crecimiento casi plano pero unos precios que sí suben con fuerza. Además, el diferencial con el IPC europeo es ya de ocho décimas, con el perjuicio para la competitividad española que ello produce.
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