El hidrógeno renovable, motor de la revolución verde

Durante la combustión, 1 kg de hidrógeno libera cuatro veces más energía que 1 kg de gasolina. «Al igual que la electricidad, el hidrógeno no es una fuente de energía, sino un portador de energía que conecta las fuentes de energía primaria con los usos finales. Un vehículo de hidrógeno, por ejemplo, funciona mediante un sistema de propulsión eléctrica que extrae su energía de una pila de combustible alimentada por hidrógeno», refiere Ahmandi.

Dado que solo libera agua, la combustión del hidrógeno tiene la ventaja de no emitir partículas de azufre y óxido de nitrógeno. El hidrógeno como portador de energía ofrece la posibilidad de almacenar grandes cantidades de energía, y ya se está utilizando para propulsar vehículos y carretillas elevadoras, que se utilizan principalmente en centros logísticos. «Además, esta propiedad del hidrógeno también está ayudando a afrontar los retos de la descarbonización en sectores que emiten grandes cantidades de gases de efecto invernadero (GEI), como el transporte de largo alcance. A largo plazo, el hidrógeno podría permitir que los sectores del transporte marítimo y la aviación se embarcaran en sus propias revoluciones ecológicas», resalta el responsable.

El hidrógeno también se puede usar para almacenar la electricidad que no se consume inmediatamente, abordando los desafíos relacionados con la intermitencia de fuentes renovables como la eólica y la solar. La producción de hidrógeno requiere su extracción de un recurso primario, como el agua o el gas natural, mediante una reacción química. Por tanto, la huella de carbono de su producción de hidrógeno depende de la fuente y la energía utilizada durante dicho proceso.

Sin embargo, por razones de infraestructura y costes, más del 95% del hidrógeno se produce actualmente con combustibles fósiles: el ‘hidrógeno gris’, como se le llama, no es renovable ni bajo en carbono. «Afortunadamente, existe una alternativa más limpia: el hidrógeno descarbonizado obtenido por electrólisis del agua», indica Vafa Ahmadi. En este sentido, el gran desafío es el coste de producción. Aunque los costes de producción de hidrógeno limpio son actualmente mayores que los de su equivalente gris, un aumento de la capacidad de producción global y la creación de un mercado a gran escala deberían ayudar a lograr un mejor equilibrio. «El coste de producir energía renovable y electrolizadores se ha reducido a la mitad en los últimos cinco años y la investigación sugiere que, para fines de la década, los costes se reducirán entre un 60 % y un 90 % adicional», resalta.

La estrategia de la UE cuenta con aumentar la capacidad de producción de hidrógeno renovable en Europa para 2024. Calificado como el motor que impulsará «la revolución verde», según la Comisión Europea, el hidrógeno es una de las soluciones más prometedoras para descarbonizar la economía, siempre que sea más «verde» que «gris». «En Amundi, de la mano de nuestro centro experto en gestión temática CPR AM, hemos lanzado una estrategia innovadora de renta variable global temática que invierte en toda la cadena de valor del hidrógeno, buscando avanzar en la transición energética global y hacia una economía de cero emisiones netas», destaca Ahmadi.

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