¿Nos dirigimos hacia otra recesión?
Los expertos responden ante la posible recaída de la economía europea
¿Nos dirigimos hacia otra recesión?
«No se prevé una nueva recesión global»
Juan Iranzo, vicepresidente del Instituto de Estudios Económicos
No es previsible una nueva recesión mundial, aunque sí es posible que se vaya a producir una desaceleración del crecimiento. Sin embargo, desde el punto de vista financiero la situación no es la de 2008, cuando la ... quiebra de Lehman Brothers, por varias razones. En primer lugar, hoy los bancos están saneados y recapitalizados. Además, la inflación es más baja, y la expectativa es que los tipos de interés se sigan manteniendo bajos. Para continuar, la demanda interna china se va a mantener elevada, tirando así de las exportaciones de Japón y EE.UU. Y, por último, Alemania está creciendo por demanda interna y por inversión. Con estas condiciones, es improbable que se produzca, a nivel mundial, una recesión, es decir, dos trimestres seguidos de crecimiento negativo.
«Una posibilidad poco probable»
Fernando de Eguidazu, vicepresidente del Círculo de Empresarios
Nadie es capaz de responder con total seguridad a la pregunta de si se acerca o no una nueva recesión. La posibilidad existe, pero resulta poco probable, puesto que a día de hoy, hay crecimiento. No obstante, el problema es que este se ha desacelerado. Por tanto, de lo que sí hay riesgo es de un período de crecimiento débil, por debajo de lo esperado, pero sin la recesión en el horizonte. En España, tampoco es previsible que vaya a haber recesión. En cualquier caso, pasar de crecer un 0,1% a un 0% o a un menos 0,1%...eso no es recesión, sino que es prácticamente igual...igual de malo. Yo lo que veo es un riesgo de estancamiento para España. Y si no se toman medidas, eso no es en absoluto una previsión, sino una realidad.
«A nivel mundial, la recesión es imposible»
Juan de Lucio, jefe del servicio de estudios de las Cámaras de Comercio.
Hablar de recesión económica mundial implica hablar de dos cosas: recesión —dos trimestres de crecimiento en negativo, algo que solo se produce en situaciones realmente excepcionales— y mundial —lo cual incluye a los países emergentes, como Brasil y China, países que están teniendo unos crecimientos muy positivos-. Por tanto, a nivel mundial una recesión es imposible.
A nivel de los países económicos desarrollados, también es algo complicado. EE. UU. está registrando algunos datos relativamente optimistas, y por tanto no creemos que vaya a caer en recesión. Tampoco Europa, aunque algunos países periféricos sí que estén sufriendo, e incluso vayan a sufrir crecimientos negativos. No es el caso de España, donde tampoco habrá recesión.
«Aún estamos en la Gran Contracción»
Santiago Carbó, Catedrático de la Universidad de Granada
Desde un punto de vista técnico, entrar o no en recesión no me parece tan importante como el hecho de que aún estemos en lo que se comienza a llamar la Gran Contracción, un período prolongado no solo de muy escaso crecimiento y elevado desempleo sino de importantes restricciones de crédito. La situación actual y la falta de una respuesta institucional contundente podrían abocarnos hacia una nueva recesión, pero esperemos que aún tengamos capacidad de maniobra para tratar de revertirlo. Lo que no parece factible es que lo consigamos, ni en Europa ni en EE.UU., si solo ponemos el acento en la reducción del apalancamiento. Reducir la deuda es importante, pero debe hacerse de forma que sea posible también dejar un margen para estímulos que guían el crecimiento.
«No dejemos que cunda el desánimo»
Jordi Gual, Director de análisis económico y economista jefe de La Caixa
En toda crisis de endeudamiento, como la actual, la salida es lenta, frágil y con altibajos, momentos en que la economía retrocede, con el riesgo de recaída. No debemos permitir que cunda el desánimo. Los países que tienen aún cierto margen de maniobra deben llevar a cabo políticas más expansivas para impulsar la demanda global y, de este modo, compensar el retroceso que puedan suponer las políticas de austeridad de los países que han de reducir forzosamente su endeudamiento. Para que esto suceda va a ser necesaria una mayor coordinación internacional de las políticas fiscales y monetarias. Es decir, una visión magnánima de muchos de los líderes mundiales, reconociendo que la economía global puede evolucionar positivamente si predomina una actitud cooperativa.
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