Cuando la innovación ilumina el cambio

El secreto de Newgarden es que ha logrado estos productos de muy alta calidad a precios asequibles para el gran público. Ha pasado de vender maceteros en viveros y centros de jardinería a muebles y lámparas en grandes cadenas de distribución. «Queríamos hacer artículos asequibles y modernos. Cuesta lo mismo hacer una cosa bonita que fea. Intentamos que nuestros productos no superen los 200 euros, para conseguir un ambiente especial y hacer una fiesta en tu casa. Nuestra mayor inversión es en i+D, pero la fabricación no es cara», cuenta María Cánovas, socia fundadora y directora de Newgarden.

Particulares, hoteles, restaurantes, bares... figuran entre sus clientes. De una facturación de 400.000 euros al año han pasado a más de 10 millones. Están en 18 países (el 70% de sus productos se exporta). Y de los tres trabajadores iniciales que eran ahora se han convertido en un equipo de 86 personas. Su centro de producción está situado en Alhama, Murcia, y tienen una sucursal en México «desde donde vendemos a cadenas de hoteles del Caribe. Somos un equipo joven, con una edad media de 32 años. Muchos han crecido profesionalmente aquí, entraron como becarios y hoy ocupan puestos directivos», cuenta Cánovas. Tienen todo un reto por delante: «Queremos hacer la mejor lámpara exterior del mundo», dice.

Utilizan la técnica del rotomoldeo, un proceso de fabricación de productos huecos de plástico que permite crear artículos sin aristas, ni deformidades, soportan el sol, el agua y temperaturas extremas, son muy duraderos, fácilmente reciclables y ecosostenibles.