Diez claves para crear empleo y de paso conseguir ser reelegido

El plan se apoya en tres grandes capítulos: rebaja de impuestos, concretada en una menor cotización al sistema de pensiones para empleados y empresarios (245.000 millones de dólares; 55% del total); inversiones en infraestructuras y ayudas locales (140.000 millones; 31%), y ayudas al desempleo y la contratación de parados de larga duración (62.000 millones;14%).

En las nóminas de los empleados habrá una nueva reducción de la cotización al sistema de pensiones. Ya se había bajado del 6,2% al 4,2% y en 2012 no solo se prolongará esa rebaja de dos puntos, sino que pasaría al 3,1%. Ello reducirá la recaudación en 175.000 millones, que deberían alimentar el consumo.

Los empresarios se sumarán a la rebaja de la cotización, que hasta ahora solo beneficiaba a los empleados. A lo largo de 2012, su contribución al sistema de pensiones bajará del 6,2% al 3,1%. Quedará eliminada si se contrata un nuevo trabajador o se incrementa su sueldo. Se estima un coste de 70.000 millones de euros.

Para incentivar la contratación, el Gobierno invertirá 105.000 millones en obras públicas. La mayor parte irá destinada a infraestructuras (50.000 millones). También se modernizarán escuelas (30.000 millones), se rehabilitarán propiedades públicas en desuso (15.000 millones) y se creará un banco de infraestructuras (10.000 millones).

El Gobierno federal pondrá a disposición de los estados y los ayuntamientos, que en 2010 despidieron 480.000 trabajadores públicos, un total de 35.000 millones para evitar despidos de maestros, policías, bomberos y demás personal de emergencias. El fondo también podría servir para volver a contratar a parte del personal despedido.

Los trabajadores que agoten el plazo de dos años (99 semanas) recibiendo la prestación por desempleo podrán seguir cobrándola si participan en programas de formación. El plan reserva 49.000 millones de dólares a este fin. El índice de paro es del 9,1%, y se estima que la cifra no decrecerá en los próximos meses.

Los empresarios que contraten a parados que al menos lleven seis meses en el paro tendrán una compensación fiscal de 4.000 dólares. La Casa Blanca prevé dotar este programa con 8.000 millones de dólares. El plan también establece 5.000 millones para ayudar a la contratación de jóvenes y personas con pocos recursos.

Para financiar los 447.000 millones de dólares del plan, Obama se ha comprometido a reducir en igual cuantía el gasto público, incluso en partidas destinadas a prestaciones sociales, como el seguro médico. Es un objetivo complicado, dadas las interminables discusiones de los últimos meses entre demócratas y republicanos para reducir el déficit.

El nuevo estímulo es la mitad que el aprobado por el Congreso en 2009 (825.000 millones de dólares), que permitió salir de la recesión, pero no ha asegurado un constante crecimiento. A las puertas de una recaída en la recesión, muchos analistas consideran que el nuevo paquete no influirá sustancialmente en la marcha de la economía.

La agresiva campaña que ha emprendido Obama para sumar apoyos a su iniciativa, intentando acorralar a los republicanos, es un indicio de que además de mejorar la situación laboral Obama persigue sobre todo su reelección. Ningún presidente ha sido reelegido desde la Segunda Guerra Mundial con un índice de paro tan alto (9,1%).