La banca tendrá que rehacer su balance si antes del test del BCE sufre más impagos
Las entidades financieras con provisiones insuficientes tendrán que reducir las perspectivas de beneficios o pérdidas con las que partirán en la prueba de estrés final
La banca tendrá que rehacer su balance si antes del test del BCE sufre más impagos
Mario Draghi no quiere encontrarse con ninguna sorpresa cuando el próximo noviembre el Banco Central Europeo (BCE) asuma la supervisión de las 128 mayores entidades financieras de la Eurozona. Quizá por eso las pruebas de solvencia a las que las está sometiendo antes de dar ese paso son más exigentes que las que realizó en veranos anteriores ... . Ahora mismo, y antes del test de estrés propiamente dicho, está haciendo una evaluación de la calidad de los activos de los bancos a partir de sus balances a cierre de 2013. Si en ese ejercicio detecta deterioros adicionales a los que las cuentas de la entidad reflejaban en diciembre del año pasado, estos se tendrán en cuenta en el test de estrés, según ha informado este viernes el supervisor comunitario.
El organismo con sede en Fránfort ha publicado hoy el manual en el que explica cómo los resultados de ese análisis de calidad —conocido por sus siglas en inglés, AQR (asset quality review)— se integráran en los test de estrés finales, que emitirán un veredicto sobre si hay entidades con necesidades de cápital. «Los resultados obtenidos de las carteras examinadas en el marco del análisis de la calidad de los activos se utilizarán para determinar el punto de partida de la prueba de resistencia y, a los efectos del ejercicio, podrían comportar un ajuste del balance al cierre del ejercicio 2013», ha explicado el banco central en un comunicado.
En concreto, ese AQR podría detectar cambios en los niveles de reservas o de provisiones que una entidad ha hecho para cubrir futuros impagos o descubrir créditos mal clasificados o reclasificados. Es decir, que préstamos que en el balance de 2013 del banco se computaban como sanos, al corriente de pagos, sean considerados por las entidades de dudoso cobro. Así, el balance con que la entidad se presente al ejercicio final será diferente del que incialmente presentaba.
Esto afectaría a las previsiones de beneficios y pérdidas con las que se enfrentará la entidad a los distintos escenarios en el test de estrés final. Así, un incremento de los créditos en situación de impago se traduciría en la prueba en menor ingresos financieros. «En caso de que los datos obtenidos en el análisis de la calidad de los activos indicasen que las provisiones de una entidad son insuficientes, se ajustará la simulación de la previsión de pérdidas de la entidad para 2014, 2015 y 2016, tanto en el contexto del escenario base como del escenario adverso . Ello incidirá también en la simulación de los beneficios y pérdidas en los escenarios de la prueba de resistencia», detalla el BCE.
Comparación entre bancos
«Estamos dedicando mucho tiempo y esfuerzo para que este proceso sea riguroso. La integración incluye toda la información que hemos obtenido durante el análisis de la calidad de los activos, lo que distingue a este ejercicio de los anteriores. Con la publicación de este manual, estamos demostrando asimismo nuestro compromiso con la transparencia», ha destacado el vicepresidente del BCE, Vítor Constancio.
El supervisor, una vez dé por finalizado ese análisis de los activos de las entidades, comenzará a integrarlos con los test de estrés en septiembre. Durante ese mes mantendrá conversaciones con las entidades para darles una indicación de por dónde van sus resultados, aunque no la nota final, que se publicará a mediados de octubre, y para que puedan discutir la metodología usada. De hecho, los bancos harán internamente sus propios test para compararlos con los de las autoridades europeas.
Al mismo tiempo, el BCE contrastará sus resultados con los bancos centrales nacionales, confrontará los resultados de cada entidad con los de bancos comparables y podrá pedir a los bancos que aporten más información y nuevos análisis. Una vez se publiquen los resultados finales de cada banco, las entidades que suspendan el test de estrés tendrán un plazo de dos semanas, hasta principios de noviembre, para presentar al organismo presidido por Draghi un plan de recapitalización. Y dispondrán de entre seis y nueve meses para mejorar su solvencia .
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