La recuperación tenía sus riesgos

Sin embargo, el despertar del consumo ha abierto un paréntesis en este proceso de ajuste al aumentar las compras al exterior. Entre enero y mayo de este año, el déficit comercial se ha disparado hasta los 10.405 millones de euros, casi el doble que en el mismo periodo de 2013, debido al incremento de las importaciones un 5,3% y a la desaceleración de las ventas al exterior, que se elevaron un 0,8%. Durante la crisis, el déficit comercial que estaba por encima de los 94.000 millones de euros en 2008 se había reducido hasta los 15.955 millones el pasado año, llegando a conseguir superávit en algunos meses de 2013.

«Este es el rasgo de la recuperación más preocupante y que tenemos que vigilar. Si bien el aumento del consumo es positivo para recuperar la actividad , ello ha disparado las importaciones lo que ha coincidido con una pérdida del dinamismo de las exportaciones. La caída de la demanda interna provocó que muchas empresas españolas se orientasen al extranjero, pero ahora que se está recuperando, algunos de estos fabricantes están volviendo», subraya María Jesús Fernández, economista senior de la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas).

¿Fenómeno puntual o amenaza futura para la economía? José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España explica que el descenso en el crecimiento de las exportaciones no se produce porque las empresas españolas hayan perdido competitividad. « Tiene más que ver con el bajo crecimiento de los países europeos, principales socios comerciales de España », considera. Mientras España acelera su mejora económica, Europa crece a ritmo de blues. Entre enero y marzo, los países que comparten moneda desaceleraron su crecimiento al 0,2% mientras que los de la UE registraron un 0,3%. Menor crecimiento, menores compras: el 60% de las exportaciones españolas se dirigen a la Unión Europea y el 50%, a la Eurozona. A pesar de ello, mientras las ventas a socios comunitarios aumentaron un 3,8% durante los cinco primeros meses del año, las exportaciones al resto de destinos bajaron un 4%, una bajada explicada por el menor crecimiento de los países emergentes.

«Si bien hasta ahora el comercio global se había desacelerado, ahora parece que volverá a crecer por lo que las exportaciones repuntarán de nuevo», contempla Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research.

La calidad también cuenta. María Jesús Fernández recalca que las exportaciones españolas solo cuentan con un valor añadido medio, lo que provoca que los fabricantes nacionales, en gran medida, deban importar componentes del extranjero para poder producir. «Otro efecto del valor añadido medio de las ventas nacionales es que las exportaciones españolas sean poco intensivas en empleo y actividad. Si la devaluación interna funciona, poco a poco la industria española debería ir ganando peso en valor añadido», añade.

Del otro lado de la balanza, el comercio exterior ha dejado de ser el motor del crecimiento del Producto Interior Bruto para dejar paso a la demanda interna impulsada por la recuperación del consumo: en el último trimestre las exportaciones aportaron un 0,2% de la actividad frente al 0,3% que aportó la demanda nacional.

El crecimiento de las importaciones fue superior, incluso, al del consumo, que repuntó un 1,8% en el último trimestre. María Jesús Fernández explica este fenómeno por dos factores. «Por un lado las importaciones españolas tienen una elasticidad enorme del consumo: cuando este sube, las compras al extranjero se elevan más y viceversa».

Para BBVA Research, no obstante, un 40% de la caída de las importaciones registrada entre 2009 y 2013 se debe al «efecto sustitución», por el que en España cada vez se compran más productos nacionales en detrimento de los procedentes del exterior por el aumento de la competitividad de las empresas españolas.

Sin embargo, para la economista de Funcas, María Jesús Fernández, este fenómeno no ha hecho más que comenzar y no ha tenido gran impacto por el momento. «Esta sustitución se había producido entre productos de alimentación, mientras que debido a la crisis se prescindía de productos industriales y electrónicos, que en su mayor parte importamos. Ahora, con la mejora del consumo, es precisamente la demanda de estos bienes la que más ha crecido», razona Fernández.

Precisamente, las compras al exterior del sector automóvil entre enero y mayo aumentaron un 24,9%, favorecidas por las ayudas públicas concedidas por el plan PIVE, mientras que las de electrodomésticos repuntaron un 12,8% y los bienes de equipo subieron un 11,3%.

«El automóvil compra al exterior en torno a tres cuartas partes de sus componentes, por lo que al subir las ventas de coches, las importaciones lo han acusado en mayor medida. Calculamos que un punto porcentual del aumento del consumo procede de este sector. En cuanto al alza en la importación de bienes de equipo, es positiva ya que ello conlleva un incremento de la inversión productiva, en equipamiento industrial. En los próximos trimestres el consumo se dirigirá hacia otro tipo de bienes con un componente de importación menos elevado», explica Miguel Cardoso.

Gran parte de este repunte del consumo y, por tanto, de las compras al exterior se explica por que durante la crisis se habían postergado decisiones de compra de este tipo de productos, debido a la desconfianza en la economía, explica José Luis Martínez Campuzano. Tanto el índice de confianza del consumidor como el de la industria han vuelto a los niveles precrisis, según Eurostat.

Después de que el comercio exterior espoleara la actividad en 2013, se requiere un nuevo motor de la actividad. «Las recuperaciones económicas siempre provienen del exterior. En España la mejora comenzó con las exportaciones y ahora que parece que ya se ha despertado la demanda interna, la inversión productiva extranjera debe tomar el relevo», resume José Luis Martínez Campuzano.

Desde 2009 los costes laborales unitarios se redujeron un 8% según Eurostat, el mayor porcentaje de la Eurozona con excepción de Grecia e Irlanda, por lo que los expertos consultados coinciden en que la competitividad recuperada de la economía española tiene recorrido y que a largo plazo debería favorecer un mayor peso de la industria en el modelo productivo y una mayor pujanza de la inversión desde el otro lado de la frontera.

«Probablemente en 2015 volveremos a superávit comercial», incide Cardoso, que cifra que esta corrección se acelerará desde el cuarto trimestre de 2014. Todo indica que el consumo y las importaciones continuarán aumentando pero sin alcanzar el ritmo del arranque de 2014.

«Pensamos que el repunte de las importaciones ha sido puntual. Sin embargo, el cambio de modelo hacia una economía que crezca de forma más equilibrada con una aportación positiva del sector exterior y una demanda interna que no crezca más que el Producto Interior Bruto, ha sido escaso», sentencia Fernández. La senda hacia el equilibrio comercial con el exterior está dibujada, la duda es la intensidad de la carrera.