El petróleo español deja al PSOE entre dos aguas
Los socialistas rechazan ahora las prospecciones en Canarias dentro de una posición de continuos cambios
Bernardo SAGASTUME
«Sí, con los ojos cerrados. A por él. Total, para que lo haga Marruecos...», afirmaba con descarnada sinceridad José Miguel Pérez , el líder de los socialistas canarios, acerca del posible yacimiento submarino de petróleo que podría haber cerca de las costas de ... Canarias. Lo decía en enero de 2011, sin calcular que pocos meses más tarde pactaría con Coalición Canaria el gobierno de las islas y que tendría que hacer enormes esfuerzos por que sus palabras cayeran en el pozo del olvido. Las piruetas dialécticas han sido la constante en el dirigente socialista, como lo han sido en sus correligionarios, que pasan de atacar a defender la hipotética explotación petrolera española según el momento que toque.
Esta semana desembarcaban en Madrid algunos miembros del gobierno canario, encabezados por su presidente, Paulino Rivero , para lanzar una campaña internacional que trata no ya de evitar la extracción, sino incluso los simples sondeos para saber si hay o no petróleo en la zona. Previstos para mayo de 2014, no serán los primeros, ya que Marruecos se ha adelantado y ha otorgado una cantidad de permisos de exploración que multiplican varias veces los concedidos por el Gobierno a Repsol . Sin embargo, la campaña de Rivero solo se centra en las zonas cercanas a Lanzarote y Fuerteventura, asociando el nombre de estas islas, cuya economía depende casi en exclusiva del turismo, a eventuales catástrofes por derrames, algo que ha sido duramente criticado por el PP isleño.
Arropado por Pilar Bardem, Gaspar Llamazares, Soraya Rodríguez y varias organizaciones ecologistas -que han dejado para otra ocasión sus eternos recelos hacia CC-, Rivero hace oídos sordos a los potenciales beneficios económicos para España que se derivarían del hallazgo de petróleo, especialmente para una economía como la isleña, con un paro de pesadilla, del 35%. Lo mismo hacen sus ahora socios del PSOE, y más desde que le ha tocado impulsar la iniciativa al canario y ministro de Industria, José Manuel Soria, ganador de las últimas elecciones en las islas, pero que no pudo formar gobierno ante el pacto de CC con el PSOE.
Oídos sordos
De poco ha valido para estos últimos el argumento de que la explotación de petróleo cerca de Canarias sería «la mejor noticia energética que pudiera recibir la economía española en los últimos 50 años», como sostiene Soria, que insiste en que se podría abastecer el 10% de la demanda interna , hoy casi en su totalidad dependiente de las importaciones. La presión en contra del PSOE se vuelve un rechazo tajante, especialmente en sus compañeros de Lanzarote, que en 2004 se presentaban a las elecciones con una sentencia del Supremo bajo el brazo que paralizaba el trámite de las prospecciones autorizado por Aznar por no cumplir las garantías medioambientales.
Lo que no sabían era que en Madrid sus compañeros de partido iban a hacer, ya durante la etapa de Zapatero en el Gobierno, todo lo posible por subsanar los errores de trámite señalados por el alto tribunal. Fue así que en esos años el ministro Montilla llevó más de una vez la autorización a Repsol para las prospecciones petrolíferas al Consejo de Ministros, aunque el asunto no llegase nunca a aprobarse.
En medio, las febriles gestiones de los socialistas lanzaroteños para convencer a María Fernández de la Vega de que no diera el visto bueno al real decreto que se gestaba para dar vía libre a las prospecciones. La por entonces vicepresidenta del Gobierno reconocía en febrero de 2005 que la cuestión estaba «encima de la mesa» y preveía su aprobación definitiva en una próxima reunión del Ejecutivo.
Los años pasaron, pero el Gobierno de Zapatero seguía con este asunto entre manos. No se movió mucho durante los dos años de Joan Clos , aunque sí imprimió mayor velocidad su sucesor, Miguel Sebastián . Por eso era señalado hace pocos días por el presidente de Repsol, Antonio Brufau , como «el principal valedor» de este proyecto desde el Gobierno de Zapatero y el que le dejó parte de la tarea hecha a Soria.
El argumento ecologista
Las objeciones que podrían tenerse desde el punto de vista medioambiental son las que se están subsanando, precisamente, en este momento, ya cumplido el trámite de alegaciones al estudio de impacto ambiental de Repsol. El «sí» definitivo no será «con los ojos cerrados» como quería el socialista Pérez, sino a través de un dictamen del Ministerio de Medio Ambiente.
Se obtenga o no esa aprobación definitiva, cabe resaltar que Canarias ya es, de hecho, una zona muy vinculada a la industria petrolera en todas sus formas. A la emblemática refinería «Tenerife», de Cepsa, se une el intensísimo y constante tráfico de barcos petroleros que surcan a diario las islas y atracan en sus puertos. Del mismo modo, el paisaje portuario canario ya se ha acostumbrado a ver plataformas oceánicas de extracción, que dejan al puerto de Las Palmas millonarias cantidades cada vez que acuden para trabajos de reparación.
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