España se sitúa a la cabeza en centros de I+D+i para cultivos hortofrutícolas

Multinacionales como Monsanto han llevado a cabo una decidida apuesta en nuestro país, y se sitúa a la cabeza con cuatro centros de investigación , coordinados entre sí, de mejora genética tradicional, tres en Almería y uno en Murcia , con el fin de dar soluciones a mejorar la resistencia de los cultivos a las enfermedades y mejorar las características organolépticas de algunos de estos productos para adecuarse a las demandas de los productores, con soluciones a medida, y también de los consumidores.

Nuestro país es clave en el negocio hortícola de la compañía estadounidense. En estos cuatro centros trabajan 200 personas en cultivos hortícolas y 45 más en investigación , desarrollando trece programas de mejora genética tradicional. Concretamente en Almería ese está investigando en tomate, pimiento, calabacín, pepino, judías, berenjenas y melón; mientras que en Murcia, se hace con coliflor, brócoli, lechuga, tomate, calabacín y melón.

Una de las investigadoras del centro de El Egido

El objetivo de estas investigaciones, señala Carlos Vicente , director de Sostenibilidad para Europa y Oriente Medio, es ser más eficientes a la hora de sacar nueva variedades al mercado. «Antes se empleaba una media de ocho años y ahora se está logrando en cuatro o cinco», señala.

Resistencia a patologías

Una de los aspectos más importantes que tienen lugar en estos centros es la lucha contra plagas y patologías que afectan a los cultivos, en especial hongos, virus y bacterias. Susana García , responsable de patología-investigación de Monsanto, afirma que se buscan resistencias en las variedades silvestres y se adaptan a las cultivadas. «Evaluamos la resistencia a cada patógeno y con los marcadores moleculares identifican cuáles son las variedades resistentes a esos patógenos», asegura. En la mayoría de los casos, el mayor problema no son los insectos en sí, sino los virus que transmiten .

Asimismo se busca el desarrollo de nuevas variedades, con el uso plantas doble haploide que se emplean en el proceso de mejora. Estas permiten acelerar la obtención de nuevas variedades, ya que acortan el proceso en la consecución de nuevas líneas en una sola generación, frente a las siete u ocho generaciones que son necesarias en la mejora clásica.

Los tres centros de Almería –El Ejido, San Nicolás y Níjar– realizan los ensayos en invernaderos cubiertos , mientras que en el de Murcia, se llevan a cabo tanto en invernaderos como al aire libre.

Almería tiene una gran importancia estratégica para estos estudios, ya que cuenta con entre 39.000 y 40.000 hectáreas de invernadero , la mayor concentración de producción hortofrutícola del mundo. Esta extensión de cultivo bajo plástico equivale a cien veces la superficie de Central Park y es la única obra del hombre que se ve desde el espacio junto con la Gran Muralla China..

Cambio del modelo productivo

Este conjunto de nuevas variedades busca, tanto abastecer a los mercados locales como destinarlos a la exportación. Se puede decir que el modelo productivo ha cambiado hacia necesidades más estrictas. Hoy en día se buscan ciertas cualidades como la resistencia a plagas y enfermedades o un mayor sabor de los alimentos , como ocurre con el tomate. «Antes se primaba la durabilidad del producto. Era importante que el producto llegase en las mejores condiciones, especialmente a los mercados extranjeros», asegura Jan Barten , experto en mejora de tomate.

Sin embargo, hoy en día debido a que la logística ha mejorado y se puede llegar antes a destino (la media actualmente es de cuatro semanas, en lugar de las seis empleadas hace años), se están empezando a apostar por otras variedades más sabrosas y con mayor aroma . «Alargar la vida del tomate le quita sabor, y ahora se está buscando potenciar sus cualidades organolépticas» , añade Barten.

Semilleros con cultivos experimentalesAunque se lleva años investigando esta hortaliza –posee 23.000 genes, más incluso que el genoma humano –. sólo se conoce un 5% de su mapa genético. El potencial de investigación en este campo es, por lo tanto, enorme.

Igual sucede con otros productos, como el pimiento o el pepino, que buscan características como uniformidad, color, firmeza y sabor. Se trata, en definitiva, llevar a cabo una agricultura a la carta.

Con todo, de miles de líneas de investigación tan sólo fructifican una o dos variedades al año. En tomate se realizan 2.500 estudios al año entre las dos provincias, y en pimiento un millar en Almería y otro tanto en el centro de Murcia. Las investigaciones que se están desarrollando en España sirven luego para otros países.

Presente en 66 países

La multinacional estadounidense Monsanto, con sede en San Luis (Misuri), tiene presencia en 66 países y cuenta con 275 centros de investigación. Su esfuerzo en I+D es una de sus principales apuestas y constituye desde hace unos años una seña de identidad. Durante el pasado año destinó 1.517 millones de dólares –un 11% de sus ventas netas– a I+D+i, o lo que es lo mismo: 4,2 millones de dólares al día (3,23 millones de euros). Si se pusieran en fila todos los ensayos de mejora genética para cultivos hortícolas realizados en un año, darían una vuelta al mundo.

Al cierre de su año fiscal 2012 (cerrado en agosto) facturó 13.516 millones de dólares (unos 10.400 millones de euros), con un beneficio un 27,3% superior al año anterior. El 45% de su negocio se desarrolla fuera de EE.UU.