TENIS

Medvedev tumba a Alcaraz y evita la final soñada con Djokovic en el Abierto de EE.UU.

US Open

El ruso venció al español en cuatro sets (7-6, 6-1, 3-6, 6-3)

Djokovic, de paseo a la final: fulmina a Shelton en tres sets

Alcaraz: «Me falta madurez para afrontar este tipo de partidos»

Carlos Alcaraz en el partido de semifinales del US Open AFP

Javier Ansorena

Corresponsal en EE.UU.

Muchos, quizá la mayoría, de los aficionados al tenis tenían en su mente para este Abierto de EE.UU. un cuento de la lechera: el de la final entre Carlos Alcaraz y Novak Djokovic. La leche se derramó a las 22.41 horas ... del viernes -4.21 de la mañana del sábado en España- en la pisa central, Arthur Ashe. Era la semifinal del murciano frente a Daniil Medvedev, y el cántaro se estrelló con un remate del ruso, tras una defensa forzada de Alcaraz, que botó dentro y se fue hasta la grada. Esa bola enterró el sueño de la final entre el actual y el próximo número uno del mundo. Djokovic, que había ganado con comodidad su semifinal ante el joven estadounidense Ben Shelton. El serbio se medirá a Medvedev, que tumbó a Alcaraz en cuatro sets (7-6, 6-1, 3-6, 6-3), en un partido igualado que se decidió por detalles.

El ruso mereció ganar. Alcaraz se encontró con la mejor versión de Medvedev, y eso es mucho decir. El moscovita no es que sea un especialista de la pista dura, donde ha logrado sus mayores éxitos. Es un especialista del cemento azul de Nueva York. Aquí doblegó con comodidad inusitada a Djokovic en la final de 2021. Aquí se ha metido en tres finales en las cinco últimas participaciones. Y aquí acabó con la posibilidad de que el murciano levantara su tercer 'grande'.

Podría haber sido una historia diferente, pero el primer set fue injusto con Alcaraz. Cometió menos errores no forzados que Medvedev (9 y 12). Metió más golpes ganadores que el ruso (16 y 12). Colocó el 83% de sus primeros servicios, por un 57% del rival. No cayó en la doble falta, que el ruso cometió en seis ocasiones. Medvedev no tuvo ninguna bola de 'break', mientras que Alcaraz dispuso de dos. Ocurrieron en el mismo juego, con 2-1 en el marcado para el español. La primera bola se quedó en la red, la segunda se escapó al fondo.

Fue un buen set de Alcaraz, con momentos de brillantez, como en el 5-5. Con 0-30 en contra, presionado por la posibilidad de que Medvedev le rompiera el servicio, el murciano ofreció un 'clinic' de tenis: un peloteo excelente que acaba por doblegar a Medvedev, un saque imposible de devolver, una combinación de saque y volea y una dejada marca de la casa.

Pero el que perdona la paga, también en tenis. Llegada la muerte súbita, una pérdida de concentración le salió cara a Alcaraz. Encadenó una doble falta, una dejada fallida, un error de derecha. La primera manga voló. «Eso fue muy duro para mí», reconoció después en rueda de prensa.

El gran problema de Alcaraz no fueron tanto los bajones de juego como la exigencia de Medvedev. El ruso construyó una fortaleza en el fondo de la pista y no había derechazo del murciano que no devolviera con solvencia. Y en sus ataques era demoledor: la máquina que reproduce en los monitores del estadio las bolas que rozan la línea se habría quedado sin pilas si ponen todas las que conectó Medvedev.

En el segundo set, Medvedev salió arrollador. Encadenó tres servicios en blanco. Alcaraz no tenía respuesta. Mucho peor: sufría una barbaridad con su saque. Se empeñó en mantener la estrategia de servicio y volea para presionar a Medvedev. Pero el ruso, desapegado de emociones, devolvía unos restos bajos, envenenados, que inhabilitaban a Alcaraz en la red.

El juego de Medvedev era un rompecabezas al que Alcaraz no encontraba solución. Cayó 6-1 en esa manga y muchos, acordándose esta semana de María Jiménez, pensaron 'Se acabó'.

Alcaraz nunca había remontado dos sets en contra y no encontraba la manija al ruso. Hubo fe en el milagro en el tercer set, que Alcaraz inclinó a su favor por detalles: aprovechó el único punto de ruptura de saque que tuvo y cerró con su saque, esta vez sí funcionó el remate en la red.

De nuevo, el partido podría haber cambiado por un detalle. Con 15-40 para romper el servicio de Medvedev, el globo murciano, un golpe con el que afina mucho, se escapó pasada la línea. La dejada, que le ha dado gloria, también le falló en otro punto de 'break'. Tuvo tres en ese juego, todos desperdiciados.

El ruso logró coger ventaja en un juego eterno con siete 'deuce', en el que Alcaraz volvió a jugársela en el saque-volea y volvió a perder la apuesta. La cuesta se inclinaba para el español, pero nunca tiró la toalla. Volvió a tener puntos de 'break' en el último juego, que hicieron soñar a la central de Nueva York, entregada con él. Fue un juego heroico, pero insuficiente.

Alcaraz no podrá tomarse la revancha de la final perdida en Cincinnati el mes pasado frente a Djokovic. Quien se la tomó fue Medvedev contra él, después de que el español le vapuleara este año en tres sets en las semifinales de Wimbledon y en la final de Indian Wells.

A sus 20 años, el murciano ha repetido todo el torneo que ahora es un jugador «distinto», «mejor», «más maduro», respecto al chico que asombró al mundo el año pasado y se llevó aquí la victoria. Seguro que la experiencia de esta noche en Nueva York le hará crecer.

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