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Roland Garros

Nadal se pone serio

El español, con momentos notables, suma un triunfo de nivel ante Nicolás Almagro para acceder a la tercera ronda de Roland Garros (6-4, 6-3 y 6-1)

Nadal se pone serio AFP

Enrique Yunta

París, en mayo, tiene esas cosas. A las puertas del verano, dia otoñal tirando a invierno, escondido el sol y el calor en la segunda entrega de Rafa Nadal en este Roland Garros. Al otro lado de la pista le mide Nicolás Almagro, buena prueba que solventa el balear con nota, clasificado para la tercera ronda después de imponerse por 6-4, 6-3 y 6-1. Hay sensaciones y golpes de nivel para alimentar la esperanza de un tenista que busca la excelencia con su décimo mordisco en París, siempre mirando de reojo a los avances de Novak Djokovic por la otra parte del cuadro. De momento, todo está en su sitio y el próximo episodio será contra el ruso Andrey Kuznetsov, que derrotó a Jurgen Melzer . [En directo, Nadal-Almagro]

Almagro, relegado al puesto 154 de la ATP por su inactividad durante seis meses por problemas físicos, sigue siendo un rival incomodísimo y más en la tierra francesa. Aquí alcanzo tres veces los cuartos de final y en los tres perdió precisamente con Rafael Nadal, que esta vez le apartó del camino mucho antes. Y lo hizo después de una batalla interesantísima, con episodios excepcionales y golpes marca de la casa.

Y hubo por las dos partes. Porque Nadal, que desde el inicio achuchó a Almagro y rompió al tercer juego del primer set, encontró salidas con su derecha y se estiró por todos los rincones de la Philippe Chatrier, un escenario tan grande que le sirve para exhibir su enorme capacidad para desplazarse. Por su parte, Almagro soltó el brazo para conectar ganadores brutales y tiró de talento con ese magnífico revés a una mano, capaz de encontrar ángulos imposibles y encima darle una fuerza tremenda. El resultado fue un intercambio de argumentos muy bonito y exigente, digno de la central de París.

En 51 minutos, Nadal se apuntó la manga inicial, aunque se resistió Almagro en un bravo ejercicio de amor propio. Salvó hasta cuatro bolas de set y encima lo hizo con golpazos, encendido en sus celebraciones como acostumbra. Al murciano, sin embargo, le faltaron oportunidades para recuperar la desventaja, pues sólo dispuso de una bola de rotura en ese tramo del choque.

Fue una versión seria y contundente de Nadal, disparado una vez tomó la iniciativa. Para empezar el segundo set, quebró a Almagro y a partir de ahí tuvo un trabajo durísimo para frenar la reacción de su enemigo. Almagro estuvo muy cerca de nivelar el pulso y, sin embargo, se vio contra las cuerdas con el doble break (5-2). Un arreón de orgullo le sirvió para recuperar uno de los saques perdidos, pero inmediatamente se enredó para que el balear se llevara el segundo capítulo.

Y, con todo, Almagro jamás se dio por rendido. Buscaba complicidad en su palgo después de cada punto y por momentos creía que podía renacer, pero Nadal le cerró la puerta en una imagable faena de supervivencia, corriendo a cada bola como si fuera la última. Esa entrega, endulzada con algún latigazo de los suyos, fue la mejor noticia de la sobremesa y basta como ejemplo el prólogo del último set. Pudo romper Almagro de entrada y la realidad es que en un periquete se vio con un 5-0 en contra. Así es Nadal.

Se abrió el cielo y con la luz se creció el campeón de 14 grandes, que obligó siempre a que su enemigo tirara una bola de más, desesperado el murciano por el diluvio de tenis. Constató que Nadal se acerca a su mejor versión y le reconoció el mérito, un reconocimiento para el candidato. Después de un debut sin estridencias ante Quentin Halys , París saluda al héroe.

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