Nadal y Ferrer buscan una final española

El viernes, con previsión de calor y abanicos, presenta una jornada mayúscula. Se estrena con una semifinal de campeonato, con un Nadal-Djokovic que desprende aroma de título . Son dos tenis tas condenados a encontrarse casi siempre en las finales como ha sucedido en los últimos once enfrentamientos, pero esta vez antes de tiempo por circunstancias del guión. "Es una semifinal y el que pase no habrá ganado el título", recuerda Nadal, a quien no le gusta que le hablen de final anticipada.

El caso es que es el mayor reto que se le presenta al balear. Ha vuelto como un tiro después de siete meses de lesión y lleva seis títulos y dos finales este año, asombroso regreso. Sin embargo, le falta superar la prueba de Djokovic ya que el único día que se cruzó con el serbio acabó en la lona, derrotado en la final de Montecarlo. "Es nuestro mayor reto, sí", admite Toni Nadal.

El nuevo clásico del tenis no perfila a un favorito claro. "Lo es él", apunta Djokovic. "Me importa un bledo quién sea", despeja Nadal. No hay estadísticas que valgan, pero dicen que el español gana 19-15 en el cara a cara y 12-3 en tierra batida . "Es el mayor desafío que puede haber aquí", expone Djokovic. Lo dice también porque Nadal lleva 57 triunfos en Roland Garros y una sola derrota, la de 2009 ante Soderling.

Ambos llegaron cogidos de la mano al superar a Stanislas Wawrinka y Tommy Haas, convincentes sus triunfos en cuartos. Nadal se ha ido encontrando con el paso del tiempo y ya se siente listo. "He dado un salto importante", dijo tras superar los cuartos . Intercede su tío: "Siempre nos pasa lo mismo. Al principio, los movimientos eran bastante malos, quedaba descolocado después de cada golpe, parecía descoordinado y que se caía. Eso se ha cambiado".

En París empezó todo. Djokovic y Nadal se enfrentaron por primera vez en estas pistas en 2006 y luego han jugado tres veces más, siempre con victorias para el mallorquín. Este Djokovic, sin embargo, es mucho más peligroso, el número uno del mundo. ¿Como se le gana? "Es una obviedad, pero la clave está en jugar bien . En conseguir restar bien, sacar bien y poner una buena intensidad en todos los golpes. Sabes que si los golpes no son profundos él te ataca más de la cuente y tienes problemas. Se trata de jugar bien", responde Toni Nadal.

Djokovic persigue la eternidad, ser otro de los elegidos con los cuatro grandes. "Ojalá le cuente esa obsesión, pero creo que es lo suficientemente bueno. Él tiene más necesidad de ganar que nosotros porque para él es pasar a ganar los cuatro grandes. Es confirmarse como número uno. En nuestro caso, ya hemos ganado más veces aquí. Pero Rafael ha sido el mejor en tierra en los últimos años y perder siempre es un palo más gordo", añade el técnico.

Ferrer, en tierra hostil

Y luego salta al albero David Ferrer, a quien se le presenta la oportunidad de su vida . Lucha por sexta vez por llegar a una final de un Grand Slam, inédito en esa ronda porque perdió las cinco anteriores. Esta vez juega ante un rival con rango inferior, pero es Jo-Wilfried Tsonga, el héroe local que lucha contra la maldición de los franceses.

En París llevan treinta años esperando a que cambie la historia. Fue en 1983 cuando Yannick Noah se proclamó campeón y desde entonces la nada, el desierto. De ahí que la Philippe Chatrier se prepare para una jornada de gritos y pasión, un día en el que la pista también juega. "A mí me gusta. No estaré solo, pero tendré pocos aplausos", acepta Ferrer. "Será como jugar fuera de casa en la Copa Davis y esa sensación me gusta".

Ferrer domina en el cara a cara con Tsonga, dos victorias por una derrota. Pero el francés llega lanzado después de atropellar a Roger Federer. Ninguno ha perdido un set hasta aquí, hay pelea buena en la central . Es un viernes fantástico, un viernes que puede derivar en una final española.