En París empezó todo

En Roland Garros de 2006, Nadal compitió por primera vez ante Djokovic. El mallorquín había ganado el año anterior, el de su estreno, y en su reválida quedó emparejado ante un enorme jugador en cuartos de final. Era Djokovic, de quien se había hablado mucho, promesa contrastada de 19 años porque ya entonces hacía muchísimas cosas bien. En ese partido, Nadal dominaba por un doble 6-4 antes de que Djokovic se retirara por problemas musculares.

Fue el primero de tantos, prólogo de una rivalidad que siempre será recordada. Ese Nadal jugaba con la melena al viento, piratas y camiseta sin mangas, mucho más expresivo en cada golpe. Ese Djokovic gesticulaba tanto o más, le pegaba con violencia y aún no había sido capaz de controlar su volcánica cabeza. Desde ahí hasta ahora, seis años con numerosos partidos.

Cuatro de ellos los han disputado en Roland Garros. Después de ese primer capítulo, Nadal y Djokovic se volvieron a cruzar en París un año después, aunque esta vez en semifinales . El campeón volvió a exhibir galones y se impuso por 7-5, 6-4 y 6-2, demasiado tenista para el aspirante. Se proclamó campeón ante Federer otra vez.

Y más de lo mismo en 2008 . Por tercer año consecutivo, un Nadal-Djokovic en París y de nuevo en la penúltima ronda. El resultado, muy parecido al de 2007, pues Nadal venció por 6-4, 6-2 7-6 (3). Luego arrasaría ante Federer en la final.

Y de ahí hasta 2012. Hace justo un año, la Philippe Chatrier disfrutó de una pelea que tuvo dos entregas . El domingo se cerró con Nadal por delante con dos sets a uno, pero la situación había cambiado radicalmente porque la lluvia le había ahogado. Djokovic se creció hasta el punto de tener dominada la situación, pero se suspendió la pelea y acabó en lunes. Para entonces, Nadal ya había despertado y acabó rebozado por los suelos para ganar por séptima vez en Francia (6-4, 6-3, 2-6 y 7-5), más que nadie.

Ahora se vuelven a ver, el mayor de los retos. Nadal domina en el cara a cara por 19 victorias a 15, con un 12-3 convincente en tierra batida. Sin embargo, el último precedente en arcilla anima al número uno ya que se llevó el título en Montecarlo. Es el mejor partido de la tierra, la quinta entrega en París. Aquí empezó todo.