«No cederé ni un grano de arena»
Sainz defiende desde el día 1 su título del Dakar. El rival es Al Attiyah. El catarí chocó con él para intentar ganarle hace once meses. El español no le permitirá más abusos
TOMÁS GÓNZÁLEZ-MARTÍN
Tiene 48 años (Madrid, 12-4-1962) y la ilusión de sus años mozos. Aquellos en los que Juanjo Lacalle era su copiloto. Lo ha conseguido todo en el automovilismo de rallys y quiere ganar más. Su ambición es mítica. Es la que le mantiene ... como icono de los raids desde que en 1990 se adjudicó su primer Mundial. En 2006 dejó ese campeonato y debutó en el Dakar. Debió ganarlo en 2009. Era líder a falta de tres etapas. Pero su ansiedad por ser siempre el primero le condenó al accidente de los que abren pista. En 2010 se desmarcó del infortunio. Venció con rotundidad, aunque Nasser Al Attiyah intentara echarle de la pista a fuerza de choques. Ahora, Carlos Sainz parte hace Buenos Aires con el peso más gratificante del mundo: defender una corona que ningún otro español ha conseguido, el Dakar de coches. El raid más importante del mundo. Todo un título mundial. El campeón dialogó con ABC ante el nuevo reto que se ha impuesto.
«He dado bastante al automovilismo de este país y poco me queda por añadir, pero quiero brindarle otro éxito a España. En enero de este año cumplí el objetivo y si ahora consigo el segundo Dakar será maravilloso. Algo para la historia. Con esa fe parto en la carrera. Conquistar el segundo sería apoteósico».
El madrileño rompió moldes desde que se estrenó en esta prueba en 2006. Peterhansel, el segundo gran adversario en la próxima edición, fue el histórico rey de este raid con una táctica conservadora. Rodaba siempre en segunda o tercera posición, agazapado, a la espera de los accidentes de los que más arriesgaban. Llegó Sainz y puso a todos firmes. Atacaba desde la salida. No podían reservar mecánica. Así venció hace once meses. Así volverá a la carga desde el próximo sábado.
«Ahora, todos me copian»
«Mi estrategia está muy clara. Atacar desde la primera etapa. Ir fuerte desde el principio. Antes me criticaban por comenzar a tope desde la salida y mantener un pilotaje agresivo . Ahora, todos me copian y ruedan fuerte desde el primer día. Hacen lo mismo que yo. Será por algo. En esta competición no te puedes reservar pensando en las etapas siguientes o en la segunda semana. Hay que marcar un fuerte ritmo desde el principio. Fíjese: yo gané hace once meses con la menor distancia histórica entre el primero y el segundo —Al Attiyah—. Solo hubo dos minutos de diferencia. No puedes pensar en atacar más tarde, cuando quizá ya sea muy difícil alcanzar el primer puesto».
El catarí, a bordo de otro Volkswagen, volverá a ser su principal adversario. Es compañero de equipo, pero el peor enemigo que el español se ha encontrado en una competición. Es muy antideportivo. El «fair play», para él es como una marca de trabajo, lo desconoce. El pasado mes de enero, cuando veía que Sainz iba a ser el ganador, el millonario árabe chocó con su Touareg sobre el de Carlos, le golpeó también en una puerta e intentó echarle de la pista. El español le advirtió de que no le pasaría ni una más. Ahora le avisa de nuevo.
«Ya le advertí...»
«Teóricamente es mi principal rival, pero no será una guerra entre Nasser y yo. Si hay que “arreglar chapa y pintura” por un choque —con Al Attiyah—, pues arrreglaremos chapa y pintura. Ya le advertí que no voy a ceder ni un grano de arena.. No le voy a pasar ni una. Ya tuvimos un incidente similar en otro rally posterior. El Hummer de Robby Gordon también me golpeó en el pasada Dakar... Esperemos que sea una carrera deportiva».
—Un campeón como usted: ¿Todavía siente la presión?. ¿El último título le exige responsabilidad?
—No siento ninguna presión. Había más antes. Una vez que has ganado este raid se te quita esa presión. Es cierto que debo defender el título, pero yo prefiero haberlo ganado y defender la corona que no haberlo hecho. Después de la victoria de 2010 afrontaré la carrera con mayor tranquilidad, aunque la estrategia va a ser la misma, no variará en nada: atacar y atacar.
—En la anterior edición no hubo órdenes de equipo en VW. Usted iba el primero y al Attiyah le presionaba. ¿Teme ahora una orden si Nasser, que pone mucho dinero, es líder?
—Estoy convencido de que puede repetirse la situación del pasado rally, con varios Volkswagen en las primeras plazas y unas diferencias mínimas, y solo deseo que no haya órdenes de equipo, al igual que hace once meses. Por eso quiero ir siempre en cabeza, para evitar problemas.
—¿El raid será una guerra entre los «compañeros» del equipo Volkswagen por ir en cabeza?.
—Quiero marchar en la primera posición y atacar desde la salida porque los cuatro VW —los de Al Attiyah, Di Villiers, Miller y el suyo— y algún rival más, como Peterhansel (BMW), vamos a estar muy igualados en la pelea por el triunfo. No debes guardarte nada, pues puedes perder la carrera por ir detrás. Estoy en el mejor equipo y mis compañeros, sí, son mis principales adversarios.
—Este año, los controles de paso se reducen de tres kilómetros a ochocientos metros. Todo un problema.
—Sí, porque antes, con tres kilómetros de margen, podías pasar el «way point» sin tanta dificultad. Reducirlo a ochocientos metros complicará mucho la carrera. Si te equivocas, deberás ir para atrás y volver a pasarlo, pero ¿por dónde, por la derecha, por la izquierda? Solo hay ochocientos metros de «permiso«, de «luz verde».Parece que lo hacen a propósito.
—Sus enemigos le señalan como el hombre a batir, por ser el ganador.
—Cambia poco quien haya ganado el año anterior. El título no te vale de nada. Sí es cierto que puedo ser el referente, el hombre a batir por los demás. Pero los cuatro Touareg 3 y el BMW de Peterhansel, que viene muy bien preparado, están en condiciones de vencer. También Robby Gordon. Estamos todos muy parejos».
«Mi futuro depende de VW» —¿Ya no echa de menos su almohada, como le sucedía en el raid cuando se disputaba en África?.
—Ya no tengo el problema de la almohada. El cuello sufría en la carrera africana porque dormía en el suelo. Ahora, al menos, nos tumbamos en una cama para descansar. Aunque duermo muy poco. Cinco horas. Pero en lo demás, el Rally de Argentina y Chile es tan duro o más que el antiguo. Solo hay que ver la lista de bajas. El desierto de Atacama es tan difícil como Mauritania.
—No deja de citar a Stephane Peterhansel. Le respeta. ¿De verdad vuelve a pujar por la corona?
—Cuidado con él. Es un rival a tener en cuenta. Stephane ya rodó en las primeras posiciones el año pasado, hasta que se retiró. Corre la mismo ritmo que nosotros y será un gran adversario en la batalla.
—¿Hasta cuándo correrá Carlos Sainz? ¿Si conquista el segundo laurel, se retirará? ¿De qué dependerá?
—No lo sé hasta cuando seguiré al volante. Si gano ahora, tendré que pensarlo. Todo dependerá también de la continuidad de VW, que puede decantarse por otras competiciones, una vez que ya ha ganado varias veces este raid... Cada vez soy más mayor y es mejor decidirlo y pensarlo de año a año. Lo dije desde la primera vez que lo corrí. Mis objetivos deportivos están más que colmados. Eso no quiere decir que no vaya a competir más, pero la cuerda se va gastando. Como digo, he dado bastante al automovilismo español y poco me queda por dar.
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