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El Mallorca anula y desespera a Vinicius

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El brasileño, perseverante en el desborde pero impreciso, se enzarzó en una discusión eterna con Maffeo y Raíllo, que consiguieron desestabilizarle en la derrota blanca en Son Moix

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Pablo Maffeo marca a Vinicius en una acción a balón parado EFE

Fiel reflejo de lo que plasmó García Márquez en Crónica de una muerte anunciada, todo el mundo sabía que la visita del Real Madrid a Mallorca iba a ser algo parecido a un calvario para Vinicius. El joven e irascible brasileño se veía ... las caras de nuevo con Maffeo y Raíllo, dos futbolistas que ya consiguieron sacarle de quicio en los dos últimos encuentros entre baleares y capitalinos, dos defensores que hacen del subfútbol un arte.

Comenzó el partido y acto seguido llegaron las entradas a destiempo, las caricias en forma de empujón y las palabras; discusiones eternas que provocaban que Vinicius pensara en la gresca y se olvidara de lo importante, del fútbol. El público de Son Moix, sabio y conocedor de la personalidad del extremo, silbó al viento en cada ocasión que este tocaba el balón. El caldo de cultivo idóneo para neutralizar las virtudes del de Río.

Entretanto, el gol de Nacho Fernández en propia puerta reafirmó el plan defensivo de los de Aguirre: replegados unos metros por delante de Rajkovic, juntitos y dándolo todo y más en cada duelo individual ante un Real Madrid gris, triste, herido. Es innegable que Vinicius lo intentó todo, pero producto de la desesperación o no, si conseguía superar a Maffeo, cosa que no fue habitual, el tercer hombre en la ayuda siempre le arrebataba la bola. Además, erró sobremanera en el pase y en el centro en una elección de la decisión casi siempre equivocada que recordó a su yo adolescente, a ese futbolista que fue justo antes de explotar como un extremo total.

Cuando el tiempo apretaba y el Real Madrid veía cómo la Liga se le caía de las manos, los nervios protagonizaban los actos de los blancos. Y en ese maremágnum, Vinicius provocó un penalti gracias a su increíble velocidad, pero tras el fallo de Asensio, se dedicó a pedir mil amarillas mientras Raíllo y Maffeo cumplían con cada punto de su plan hacia la victoria.

El pitido final provocó el júbilo y la algarabía de la hinchada local. Ancelotti, consciente de lo que podía ocurrir con un Vinicius pasado de revoluciones, decidió apagar el incendio antes de que se produjera. El italiano entro en el verde, agarró al brasileño por el brazo y se lo llevo, como si su padre fuera, al vestuario para evitar males mayores. Un acto que confirma una vez más la inteligencia emocional del veterano entrenador. «Todo lo que pasa y que está pasando no es su culpa. Él lo único que quiere es jugar al fútbol», señaló el técnico en rueda de prensa.

En este mismo sentido, Nacho Fernández, el capitán madridista en el mediodía de este domingo, fue categórico: «Se está creando un ambiente con el tema de Vinicius que no favorece a nadie. Ni a Vinicius, ni al fútbol, ni al público que sin saber se meten con el chaval».

Asimismo, producto de una patadita infantil a Maffeo, el atacante vio la quinta amarilla en el campeonato y no jugará el próximo partido liguero ante el Elche. Con el Mundial de Clubes a la vuelta de la esquina, tanto el Real Madrid como Vinicius esperan recuperar la sonrisa en Marruecos después de un inicio de año muy complicado.

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