De cara
El portazo del siglo: Mbappé dice no al Real Madrid
«Y ya no solo es que en esa casa se interprete un no como una ofensa, es que el francés lo hizo como bajonazo, y a traición, a una semana de la final de Champions; deja herida»
El fichaje más caro de la historia del fútbol ya no es un fichaje, sino una renovación. Una estratosférica prima (sea o no exacta la cifra filtrada) que recibirá Mbappé por quedarse en el PSG (y que también habría sido de récord de marcharse al ... Madrid), al margen de comisiones, sueldo y derechos de imagen. El jugoso trozo del negocio que cada vez con más frecuencia le arrebatan los futbolistas y sus agentes a los clubes a costa de esperar (arriesgar) con las cartas en la mano hasta el último minuto. Y que supone en este caso extremo que salga más caro llevarse a un jugador libre que con contrato. Los nuevos tiempos.
Pero no es su desorbitante dimensión económica lo que impacta y sacude en esta operación (pasar de megamillonario a hipermegamillonario), sino su inesperado y desconcertante final. Como si se tratara de un partido de Champions del Madrid, el desenlace se dio la vuelta en el último minuto. Convencidos como estaban el equipo blanco y su propaganda de la llegada del futbolista francés; confiados en la validez de un acuerdo comprometido que nunca se vio pero sí se dio por descontado y hasta blindado; agrandados porque la grandeza de su escudo podía más que la capacidad de persuasión y financiera del jeque y sus aliados; seguros de que una palabra dada basta incluso en la selva del fútbol... No vieron venir la derrota. Un fracaso tan mayúsculo que deriva, desde luego en escenografía, en el mayor de los ridículos.
Cuando la ilusión del madridismo estaba en lo más alto, disparada, y todos los movimientos del jugador, escrutados minuto a minuto desde hace al menos un par de años, se interpretaban como guiños inequívocos a su corazón blanco, evidencias de su inminente viaje al Bernabéú, irrumpió la pesadilla. Mbappé ignoró el honor, cambió de planes, y de promesa, y dio esquinazo. Y ya no solo es que en esa casa se interprete un no como una ofensa, es que el francés, que en estos meses parecía medir con cuidado y respeto los tiempos y las declaraciones, lo hizo como bajonazo, y a traición, a una semana de la final de Champions. Deja herida.
Por eso, aunque en Francia queda ya de héroe máximo, Mbappé pasa en Madrid de futbolista soñado a villano mayor. Sale del portazo del siglo con más dinero, pero quizás con menos reputación. Y lo mismo ni le importa.