Sevilla - Getafe: El Sevilla se estampa con su cruda realidad (1-2)
Segunda derrota del curso en un partido donde se hizo lo que deseaba el Getafe y que demostró que la mano de Almeyda no puede sostener un equipo sin jugadores
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Iniciar sesiónCon el Sevilla es mejor no llevarse a engaños. Apenas ha cambiado. Le va a costar sangre, sudor y probablemente cientos de lágrimas el mantener la categoría. Ya debe ir haciendo el cuerpo el aficionado a esta triste realidad que acompaña a un club ... sin rumbo, donde todo cambio realizado siempre da la sensación de ser a peor. Da igual que un mismo año hayan llegado entrenador y director deportivo nuevos. La imagen del primer día en Bilbao fue un espejismo ante ese trabajado Getafe, que siempre dio la imagen de tener el partido donde quería. Con la defensa actual del Sevilla, jugar al estilo Almeyda es casi un suicidio. Son niños desprotegidos, por mucho que puedan salvar en más de una acción al equipo. Su centro del campo, liderado (por poner un calificativo) por Gudelj, es una máquina de complicar a los suyos cuando más abiertos están. El Getafe venció cómo y cuándo quiso. Y esa sensación de que todo se rompe a la mínima no ha desaparecido. Otra vez. Da igual el entrenador. La plantilla y las circunstancias de la misma son cada día peores. Y algún año llegará el golpe final. Cero de seis. Con los tres fichajes de verano sin inscribir. Las pretemporadas son un engaño. Si alguien en el Sánchez-Pizjuán no está preocupado que levante la mano.
Con la única novedad de Rubén Vargas en cuanto a las inscripciones, contando encima con la baja de última hora de Sow por una pequeña lesión muscular, el entrenador sevillista sacaba casi lo que tenía, dejando en el banquillo apenas opciones para modificar el curso del encuentro. El cambio de Vargas por Sow con respecto a la primera jornada provocaba que el equipo fuese mucho más ofensivo, con cuatro hombres de ataque. También entraba Ejuke por el lesionado Idumbo. Necesitaban los nervionenses una buena puesta en escena para no seguir enterrando la imagen del club en cuanto a esa sensación de vulnerabilidad y casi improvisación en el mercado. Porque queda menos de una semana para el cierre del mismo y el Sevilla no ha podido inscribir aún a ninguno de sus tres fichajes de verano. Juega con las alas cortadas.
Ficha técnica
- Sevilla FC: Nyland; Juanlu (Pedrosa, min. 85), Castrín, Kike Salas, Carmona; Gudelj, Agoumé; Lukebakio, Vargas (Peque, min. 57), Ejuke (Isaac, min. 67); y Akor Adams.
- Getafe CF: David Soria; Iglesias, Djené, Domingos Duarte, Diego Rico, Davinchi; Milla (Ismael, min 95), Arambarri, Mario Martín; Liso y Uche.
- Goles: 0-1 (min. 15) Liso. 1-1 (min. 45) Juan Iglesias, en propia puerta. 1-2 (min. 51) Liso.
- Árbitro: Díaz de Mera (C. Castellano-manchego). Amonestó a Carmona, Arambarri, Peque, Mario Martín y Bordalás.
El Getafe de Bordalás jugaba con tres centrales, algo similar a los sevillistas en la salida de balón, retrasando Gudelj su posición. Se trataba de dinamitar el juego fluido por la parte azulona, tratando de coger en campo abierto a los locales, mientras los de Almeyda intentaban combinar por banda, acelerando el juego en tres cuartos de campo. Pero el golpe del Getafe no tardaría en llegar, sólo un cuarto de hora. Sin hacer nada, en un saque de esquina, el balón acabo en los pies de Liso en la frontal del área para fusilar y que Nyland no pudiese hacer nada ante el toque de un defensor. Muy mal defendida esa jugada de estrategia, de despiste colectivo. Remar contra el Getafe no es poca cosa. Es un dolor de muelas terrible.
El escenario habitual del Sevilla de los últimos años. No empieza mal y el primer medio acercamiento es gol del rival, habitualmente por demérito propio. Y eso que los de Nervión pudieron adelantarse por medio de Juanlu. El canterano, al que se le supone que saldrá esa semana rumbo a Nápoles, disparó con la izquierda un pase atrás de Lukebakio, saliendo la pelota sin excesiva fuerza cerca del poste. El escenario se había decorado con tintes tétricos para el Sevilla. El Getafe es de esos equipos que no quieres ver por delante en el marcador. Porque te asusta su forma de defender. Nunca pierde la concentración, como sí le ocurrió al Sevilla en el gol que abría el marcador. Un paso atrás donde en vez de cinco formaba con línea de seis para desesperación de quien intentaba proponer lo más mínimo. De hecho, si alguien conseguía llegar con algo de peligro eran los de azul.
Encima, Nyland mostró signos de inseguridad no queriendo de salir de su portería, lo que incrementaba esa sensación de vulnerabilidad instalada en Nervión. Cualquiera pueda ganar en este campo. Antes del descanso, un minuto por encima del tiempo reglamentario, conseguía empatar el Sevilla en una jugada de esa pareja de laterales que tanto ha dado que hablar en estos días de mercado. Centro de Juanlu y remate de Juan Iglesias, presionado y un poco empujado por Carmona, en su propia portería. De lateral a lateral. Empataban los sevillistas cuando más feo era el escenario.
En ese momento que a su público se le aparecía el fantasma de otro año de sufrimiento infumable. Y todavía quedaban emociones antes de descanso. Una pérdida de Kike Salas en la salida, lo que pierde al buen central canterano, provocó una triple oportunidad madrileña que sacó en dos tiempos Nyland y Uche mandó fuera sin portero. Increíble que no entrase. Hombres a vestuarios. Partido raro. Empatado. Ni bueno ni malo de solemnidad por parte local. Mucho debía cambiar para que los tres puntos pudieran quedarse en el Sánchez-Pizjuán.
Nueva desolación
Con el marcador igualado y debiendo ir a por la victoria, pero avisado del peligro del Getafe con espacios, debía Almeyda dar instrucciones a sus hombres para que saliesen como el segundo periodo en Bilbao. Con más hambre en los duelos. Más duros y competitivos. No se podía seguir jugando a lo que deseaba el conjunto de Bordalás. Evidentemente no fue así. Al poco del comienzo del segundo tiempo, en esa inseguridad permanente de los sevillistas, un robo del Getafe en el centro del campo provocó un pase rápido sobre Liso, quien aguantó la entrada de Castrín en la frontal, para batir con disparo raso a Nyland. El noruego ni la vio venir. Otra vez el partido en contra. Este Sevilla de Almeyda se parece demasiado a los que han cosechado desgracias en los últimos años.
Nervión era la imagen del hartazgo. El Getafe, con su pragmatismo habitual, daba la sensación de poder ganar incluso con un segundo empate del Sevilla. Almeyda quitaba a Vargas para dar entrada a Peque. Y mira que el suizo había sido el esperado con la inscripción. Lo intentó el conjunto local con remates de cabeza de Castrín a balón parado. También con un disparo lejano de Gudelj. Todo muy pobre. Además de a Peque, el entrenador dio entrada a Isaac por Ejuke, dejando al equipo desnudo en el ataque por un costado. No tenía opciones en el banquillo, pero sus cambios no hacían más que aminorar las opciones de empatar el encuentro. Y eso que tuvo dos seguidas con un disparo de Isaac al poste y posterior cabezazo de Castrín, quien las ganaba todas en área azulona.
No había nada que hacer. Pasaban los minutos sin peligro. Con Lukebakio en modo partido que no le gusta y sólo el empuje canterano tratando de sacar las castañas del fuego con el enfado creciente de la afición. Da igual el tiempo que quedase. Ni siquiera el tanto de Akor valía para nada pues vive en una permanente e irrazonable posición de fuera de juego. Segunda derrota. Primera decepción en Nervión. No hay santo que arregle esta plantilla, este equipo ni este club. Otra vez a rezar. Qué remedio.
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