Misa Rodríguez: «Vi a Jenni Hermoso en un momento incómodo. Nunca dijo que el beso fuera consentido»

«En el vestuario nos lo cuenta de forma sorprendente, que le había dado un beso (...) Es verdad que en el vestuario la vi bien. Hubo un momento en que sale a hablar con Rubiales y una vez entramos al bus ahí ya la veo que la euforia baja y la veo anímicamente mal, como dispersa. No estaba en lo que estábamos en ese momento que era la celebración», ha detallado.

El momento del vestuario ha cobrado relevancia en la sesión del juicio de este miércoles, cuando se han proyectado extractos del directo que en redes sociales estaba emitiendo la propia Hermoso desde su teléfono móvil mientras celebraban. Hay un momento en esa grabación en que alguien le dice algo relativo al beso. Se escucha a Hermoso decir «no me ha gustado» y en lo que parece la contestación a otra pregunta, un «pues vale».

Para Rodríguez, que estaba con ella en ese momento, ese «pues vale» lo era no de consentimiento sino de conformismo, un «qué iba a hacer» al que ya refirió la propia Hermoso en su testimonio y que suena similar al que trasladó a su hermano esa noche cuando le puso al corriente de lo que había ocurrido. «En ningún momento nos dijo que el beso había sido consentido»; ha zanjado.

Sí ha concedido que se hicieron al inicio bromas al respecto: «Se bromeó hasta el momento en que Irene (Paredes, jugadora) soltó un comentario de 'chicas, esto es muy serio' y no se volvió a hacer ninguna broma de ello y sentimos que era una cosa grave».

Según su declaración, en el avión ella y otras dos jugadoras se dieron cuenta de que Hermoso estaba llorando después de hablar con Rubiales y fueron a verla. «Cuando Rubiales habla con ella en el avión, nos acercamos nosotras y se sentía presionada porque le decían que hiciera un vídeo y ella no quería. Yo me entero cuando Jenni vuelve al asiento, la vimos que estaba llorando y nos acercamos», ha explicado.

Rodríguez, que estaba sentada en business, muy cerca de Rubiales y su staff, fue testigo de movimientos y reuniones a su alrededor: «hablaban del beso». En un momento, reparó en que el seleccionador Jorge Vilda, tras hablar con el presidente, iba hacia la parte trasera del avión y le llamó la atención. Ya tenía en mente las «presiones» que Hermoso le había relatado.

«Se dirigía a la zona de familiares así que le seguí y me paré atrás del todo con mi familia y en esa que veo que da varias vueltas al avión pasando al lado de Rafa (Hermoso, el hermano de Jennifer). Y es cuando veo que Rafa y Vilda empiezan a hablar. Me voy y le digo a Jenni que su hermano está hablando con Vilda», ha relatado, para subrayar que sintió que «algo iba a pasar» porque «en ningún momento fue Jorge Vilda atrás a hablar con ningún otro familiar».

Ya durante la celebración del Mundial con otro grupo de jugadoras en Ibiza, supo por Hermoso que la seguían insistiendo. No ha sabido precisar cuántas veces el jefe de Marketing, Rubén Rivera, acusado también por un delito de coacciones habló con ella, pero sabe que al menos una vez, pues ella lo vio. Tampoco podía precisar en qué momento concreto ella le dio el móvil para que lo cargase.

Más claro tenía que la presencia en Ibiza del igualmente acusado Albert Luque, entonces director de la selección masculina, era «sorprendente», no formaba parte de la escapada de celebración. Ha asegurado que acudió allí para hablar con Hermoso «del tema de Rubiales» y que lo tenía «claro» porque vio los mensajes que le había enviado a Ana Ecube, amiga de la jugadora.

«¿Sabe si Luque iba a Ibiza a ofrecer ayuda a Hermoso?», repreguntaba el abogado. «No, era más bien para ayudar a Luis Rubiales», ha zanjado la guardameta.