La gota de sangre seca revoluciona los controles de dopaje

En España ya se han realizado análisis de prueba a modo experimental con el laboratorio de Barcelona pionero. En breve serán oficiales.

El dopaje siempre va por delante del antidopaje, el estafador suele ganar al perseguidor. Para acortar esa distancia la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) se puso a la tarea. Hace diez años, el investigador alemán Mario Thevis presentó un plan pionero que incluía el código DBS.

Exponía que los costes asociados a la recogida y análisis de muestras tradicionales eran «factores que limitaban la detección de agentes anabólicas y estimulantes de la eritropoyesis (EPO), especialmente los que se hacían fuera de competición».

Al ser más barato, el sistema de la gota de sangre seca «puede procesar a colectivos más grandes y se pueden determinar las concentraciones de drogas en el momento de la competición». Con la implantación de esta metodología, la AMA pretende acelerar el viejo sueño de lo imposible: disuadir del dopaje a los tramposos y proteger a los deportistas honrados.

Según los expertos de la Agencia Española Antidopaje, una gota de sangre seca en un papel de filtro representa una procedimiento mínimamente invasivo para el atleta, el papel de celulosa en el que se recoge la gota estabiliza la sangre, es fácil recoger una muestra (basta con un pinchazo en un dedo), el examen requiere un volumen muy pequeño de sangre, el transporte es menos costoso, se necesita menos espacio para almacenar los análisis, evita la pesadilla de la mayoría de laboratorios en lo referente a la conservación de la temperatura y permite la detección de las sustancias duras, como los anabolizantes, la EPO o los péptidos. En teoría, todo ventajas.

El presidente de la AMA, el polaco Witold Baka, ha explicado así este proceso en marcha: «La AMA cree en el potencial para que el análisis de manchas de sangre seca se convierta en una aportación muy valiosa al programa antidopaje. Se puede utilizar para complementar la práctica actual, en particular para facilitar el análisis de compuestos inestables y ampliar el número de atletas que se pueden analizar en áreas más remotas del mundo desde donde las muestras de sangre tradicionales son difíciles de transportar. Dadas las ventajas logísticas y de costos, el DBS permitirá a las autoridades de prueba dirigirse a más atletas y recoger más muestras».

La historia ha demostrado que más controles no significa obligatoriamente más resultados positivos, más cerco a los tramposos. Lance Armstrong jamás dio positivo en un control de dopaje y, sin embargo, vivió el mayor descrédito conocido por una investigación de la agencia norteamericana.

Mucho más prácticos han resultado los controles efectuados fuera de la competición, en el periodo de entrenamiento del deportista. A esta conclusión llegó el doctor Thevis.

«Los resultados proporcionaron ventanas de detección sin precedentes para los anabolizantes mediante el muestreo DBS para respaldar los esfuerzos de control fuera de competición. La prueba inequívoca de concentraciones sanguíneas relevantes en determinados niveles es digna de mención para la mejora de los controles en competición con los estimulantes».