Joselu mete a España en la final de la Nations League

Tres partidos bastan para decir que la España de De la Fuente no se parece demasiado a la de Luis Enrique. Y no solo por el cambio de sistema. Se mantiene la presión elevada, el hambre por tener el balón. Pero en sus rutinas es más vertical, más ansiosa. Intenta no dar un pase de más, aunque no siempre lo consigue. Su inicio ante Italia fue rotundo. Había ganas de demostrar, de desmentir a aquellos que ponen en duda su apoyo al seleccionador. O eso, o disimulan muy bien. Gracias a ese afán abrió el marcador. Marcó Yeremy nada más empezar, pero buena parte del mérito hay que dársela a Gavi, a su empeño por robar y provocar el error de Bonucci. De la Fuente celebró con entusiasmo.

Como en una degustación, el riojano había presentado variadas y jugosas novedades. De nuevo multitud de cambios en esa búsqueda incesante del equipo compacto y dinámico que pretende. Solo se mantiene fiel a su doble pivote. Nada más confiable para él que la pareja Rodri-Mikel Merino, la misma que ante Escocia y Noruega.

¿Cosas que no cambian respecto a la etapa anterior? Unai haciendo de las suyas con el pie. Su regreso mandó al banco a Kepa, y a los cinco minutos ya había regalado un balón a Zaniolo que, por suerte, el delantero no esperaba. En su descargo, también dejó su mejor versión con las manos ante un disparo a bocajarro de Frattesi en la segunda mitad. El Unai de siempre.

Tampoco son novedad los desajustes defensivos. Muchos y muy groseros. Le Normand pagó los nervios del debut con una mano infantil que propició el empate de Italia. Immobile engañó a Simón en el penalti. La alegría apenas había durado un suspiro. Poco después, Frattesi le ganó la espalda a Alba, capitán ayer, e Italia se vio por delante hasta que el VAR acabó anulando el gol por fuera de juego.

Era la lucha de siempre, mil veces vista. España controlando y achuchando e Italia jugando la baza del contragolpe.

En ese tira y afloja los mejores eran el más joven y el más viejo. Gavi se multiplicaba en la ayuda y sacaba de quicio a los italianos. Y Navas, convertido ya es el jugador más veterano en vestir la camiseta de España (37 años y 207 días) subía una y otra vez la banda como un juvenil. Pero las ocasiones escaseaban. Probó Morata por el centro, pero se topó con Donnarumma, pero ni Yeremy, desaparecido desde el gol, ni Rodrigo, lesionado, tenían su noche.

En la grada se vivía un pulso igual de equilibrado entre españoles e italianos. Hasta las horas previas, nada en Enschede hacía indicar que allí se jugaba una semifinal de la Nations League. Daba igual la zona o el ambiente de esta zona fronteriza con Alemania en la que mandan las bicis y el aparente sosiego. Ni un cartel del partido, ni una referencia al torneo. Cabe pensar que nadie en Países Bajos se ha vuelto loco aquí por este título. Y mucho menos después de la eliminación de la selección local a manos de Croacia en la otra semifinal. Con estrellas como Max Verstappen y Femke Bol quién necesita fútbol. El caso es que el Grolsch Veste, el elegante estadio del Twente (30.000 localidades) se llenó. Acudieron cerca de 5.000 españoles, la mayoría residentes en el país, pero también muchos desde Alemania. Se hicieron notar.

España recuperó el brío en el inicio del segundo acto, ya con Asensio sobre el campo por el lesionado Rodrigo. El balear puso el centro que de nuevo estuvo a punto de romper el partido. Donnarumma salvó un remate envenenado de Mikel Merino y Morata tampoco acertó en el rechazo. También lo probó Rodri, crecido después de su primorosa final de Champions, sin síntomas de agotamiento ni pesadez. Italia, de repente, se había esfumado. Había desaparecido la chispa. Solo el disparo de Frattesi ante Unai logró inquietar un poco a la zaga española, pero a esas alturas ya estaba más pendiente de defender bien el resultado. La prórroga era una amenaza real hasta que apareció Joselu, de nuevo providencial después de saltar al campo hacía solo cuatro minutos. Rodri quiso repetir la gesta de Estambul, pero su disparo salió rechazado. Ahí apareció el delantero que hoy sigue en un equipo de Segunda. Quién sabe dónde a partir de la próxima semana.