Una decisión política

Todo es política. El sexo es política. La cultura es política. Los restaurantes son cultura, y también política. Pero nada como el fútbol representa lo que la política es, con todo su interés, toda su pasión y toda su farsa. Florentino Pérez ha tomado una decisión empresarial, y por lo tanto política, que va a conectar la potencia del fútbol con la potencia de su negocio, hasta ahora prácticamente inexplorado, y que va a revitalizar el cansancio de Europa y el modo de relacionarse entre ellos de los Estados nación. Si la UE es un mediocre pelotón de burocracias anquilosadas, la vieja Europa unida por debajo, por su miedo, su subsidio y su desconfianza; la Superliga es una alianza de talento y creación empresarial para generar más dinero, más talento y más espectáculo.

En lo nacional, ha sido una vez más el Real Madrid, y no Cataluña, el único capaz de liderar, internacionalizar y ganar un conflicto español. Sólo el Madrid de Florentino Pérez entiende el poder en España y el Barça más independentista de todos los tiempos figura de abajo firmante y ni siquiera tendrá una vicepresidencia en la nueva empresa. Cataluña o el Barça sólo reciben atención en Europa, y en el mundo, de la mano del Real Madrid o de España. Ha merecido más atención internacional, atención y credibilidad, la Superliga de Florentino que el proceso independentista durante todos los años que duró. Los comunicados y amenazas de UEFA y FIFA contra la Superliga encarnan la vana brutalidad de los gigantes con pies de barro justo antes de desmoronarse.

Ni unos pocos funcionarios europeos, cínicos y mentirosos, van a continuar llenándose los bolsillos a costa del dinero y del esfuerzo de los grandes clubes; ni hay nada más internacional, europeo y mundial en España que el Madrid a las puertas de ganar la decimocuarta.