La mina de oro de las primas por fichajes

El internacional francés se asegura un pellizco supermillonario por un concepto cada vez más de moda en el fútbol europeo en los últimos años: la prima de fichaje. El PSG es uno de los clubes que más ha recurrido en la últimas temporadas al dinero que ofrece un equipo a un jugador que se convierte en agente libre (seis meses antes de acabar su contrato) para intentar convencerle de que firme por su entidad.

Un mecanismo totalmente legal y que le permitió pescar piezas como Rabiot, Wijnaldum o Sergio Ramos, al que regó con 20 millones. Y sobre todo Messi, al que abonó por el novedoso concepto 40 millones de euros, una cantidad que entonces parecía desorbitada. En el caso de Mbappé , el conjunto parisino ha acudido a esta fórmula para que el delantero siga en su vestuario y no acepte firmar por el Real Madrid, un entidad que también ha apostado por estas primas como vía para reforzar su plantilla ante la dificultad que supone competir en el mercado de fichajes con la chequera de clubes-estado como el propio PSG o el Manchester City.

Florentino Pérez convenció hace un año a Alaba con 20 millones de euros y Rudiger también recibirá una cifra un poco más alta este verano por aterrizar en el Bernabéu. La pelea entre españoles y franceses por atar a Mbappé, sin embargo, fue aparentemente muy desigual. Mientras los blancos le ofrecían una cantidad tampoco menor, cercana a los 180 millones, Nasser Al-Khelaifi se descolgó, según informaciones de medios galos, con una oferta de 300 millones como prima de fichaje. Algo nunca visto.

Un dato muestra la barbaridad que supone plantear esa cifra: la prima de fichaje que se embolsará Mbappé al seguir en el club parisino, que también le tentó con cien millones de ficha por temporada, supera los 222 millones que recibió el Barcelona por Neymar, el traspaso más caro en la historia del fútbol.

La prima de fichaje resulta, salvo en una batalla tan particular y especial como la librada por Mbappé , donde el orgullo de los dirigentes parisinos les hizo tirar de chequera sin miramiento alguno, doblemente atractiva. Para los clubes, porque pueden fichar a un jugador por un precio inferior al que tendrían que pagar en caso de tener que negociar con otro equipo y evitan reforzar la tesorería de rivales directos en la pelea por los títulos. Pero el gran beneficio es para los futbolistas, aunque arriesgan llegar sin equipo a su final de contrato (a que una lesión se lo hiciese pagar), ya que reciben una inyección multimillonaria simplemente por negociar directamente su club de destino, sin compartir beneficios.

El verano pasado, el delantero quiso salir del PSG para firmar por el Real Madrid, pero el club parisino rechazó los 200 millones de euros de la oferta. Un dinero que no habría sido para el jugador. Y que ahora sí se lo queda y bien multiplicado. Neymar ya no es el fichaje más caro de la historia del fútbol. Se ha quedado barato.