Rabieta contra el Himno

Aunque anoche se añadió un elemento a aquella otra escenificación de Mestalla. Antes de que sonara la Marcha Real, se gritaron insultos a Esperanza Aguirre , que había sugerido que se suspendiera la final si se silbaba al himno y ya había anunciado que no acudiría al estadio.

Después, instantes antes del comienzo del encuentro, Su Alteza Real El Príncipe de Asturias ocupó su puesto de presidencia entre las autoridades, y desde una parte de la grada, nacionalistas catalanes y vascos, se interpretó la partitura que días atrás habían dictado Amaiur y ERC.

El viento de silbidos y rabietas gimió los escasos 20 segundos que duró la Marcha Real , la misma sintonía que guía a muchos de sus ídolos en sus gestas con la selección española. Entre la maraña de ikurriñas y senyeras, alguna bandera de España restañó el orgullo. También el acompañamiento de repetuoso silencio de muchos de los aficionados que poblaban las gradas.

Pasada la rabia, el fútbol se impuso como el gran protagonista de una noche festiva, en la que sí acompañaron a Don Felipe la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saenz de Santamaría ; el lendakari, Patxi López , y el líder de la Generalitat, Artur Mas , muy conscientes de que no hay mejor embajador de su tierra que Athletic y Barça. Incluso aunque el presidente de este último, Sandro Rosell, en lugar de aplacar los ánimos, se dedicara durante la semana a brindar por la «libertad de expresión». Eso sí, sobre todo la de los grupos que preparaban esta nueva pitada al himno. Una parte de las aficiones de los dos clubes que más trofeos de la Copa del Rey acumulan en sus vitrinas. También los dos equipos que en gran parte nutrirán a la Selección de todos este verano en la Eurocopa.