«¿Por qué nos hemos visto privadas de algo tan simple durante tantos años?»

Melika Asadi es una de ellas. Trabaja como periodista en su país y comparte con ABC sus sensaciones tras el partido: «Nosotras, las mujeres iraníes, hemos esperado para poder estar en el estadio Azadi durante 40 años. "Azadi" significa libertad, pero nosotras no hemos tenido esa libertad para entrar». Ella llegó al campo en un autobús repleto de mujeres que cantaban y celebraban este hito, un momento que retransmitió a través de sus redes sociales. Para Melika, como para muchas otras, era un día muy especial: «He estado esperando esto desde que tenía ocho años. Estar en los estadios y ver fútbol era uno de mis sueños, como también lo es para muchas mujeres y niñas iraníes. Finalmente, hemos llegado a esto después de que una niña -Sarah Jodayari- mueriese y muchas otras fueran arrestadas», recuerda.

En la grada vivió una fiesta y no escatimó en selfies para recordar un episodio que a saber cuándo volverá a suceder. Por el momento, los partidos de la liga iraní seguirán estando vetados para ellas: «Estoy segura de que algún día entraremos en los estadios y podremos alcanzar nuestro sueño. Todas pensamos por qué: ¿Por qué nos hemos visto privadas de algo tan simple durante tantos años? », lamenta. «Ayer estuvimos muy contentas, pero todavía no nos hemos ganado todos nuestros derechos. Solo se vendieron 3.500 entradas a mujeres. 3.500 de 100.000».

Precisamente este reparto, el de las entradas, ha sido muy controvertido, tildado por organizaciones como Human Rights Watch como «engañoso, discriminatorio y peligroso». Además, el hecho de que las mujeres estuvieran apartadas de los hombres también ha sido duramente criticado. «Queremos ir con nuestros hombres y sentarnos junto a ellos, pero incluso ayer nos separaron», explica Melika. «Todavía hay personas que intentan encontrar una excusa para evitar que las mujeres entren a los estadios. Creo que la FIFA no debería retroceder. El gobierno irani está intentando mantener sus estrictas normas y por eso no creo que nos vayan a permitir entrar a los estadios a partir de ahora como si nada» sentencia.

Otra seguidora que acudió ayer al estadio Azadi prefiere no revelar su nombre. En sus redes sociales se la puede ver como una gran aficionada al fútbol y no escatima en fotografías junto a los colores rojiblancos del Persépolis , club de la ciudad de Teherán.

Ella, al igual que Melika, se explaya cuando nos habla del ambiente en la grada. «La atmósfera era increíble y ha sido muy emocionante ver a los futbolistas de cerca». Cuenta que «rio y lloró» animando a los suyos y confiesa que su «gran sueño» es ir a ver un partido del Persépolis, «su amor», en un partido de liga. Sin embargo, cuando es preguntada por la discriminación en Irán , no se muestra tan crítica como su compatriota: «Agradezco su consideración, pero yo respeto las leyes de mi país».