El Barcelona nunca engaña

En el Camp Nou, tan alegre que quiere hacer eterno este momento de joya, el Arsenal se difuminó y, aunque estuvo en cuartos durante muchos minutos, confirmó que empequeñece cuando hay más cámaras que de costumbre, superado por un Barça apasionado al que le catapultó la paciencia y el ser fiel a un estilo. Sólo entiende el juego de una manera y la defenderá hasta la muerte si es que llega, pues visto lo visto se antoja inmortal.

El Barcelona fue el de siempre porque no necesita engaños, válido por sí mismo para sobreponerse al infortunio y a los trucos previsibles de un Wenger que se gana a pulso el cartel de perdedor en los últimos tiempos. El técnico francés quiso engatusar desde que terminó el primer combate, ocultando la carta de Van Persie hasta el último suspiro, y ni siquiera la presencia del delantero holandés en el once inicial le bastó para acercarse a su rival, reconocible como siempre pese a la tardanza en la ejecución.

El globo del Arsenal, al que se le otorga siempre un plus porque traiciona el estilo británico sin que le sirva para nada, se desinfló desde que se puso en marcha el show, caricaturizado por el rondo colectivo de un Barcelona completísimo. Con Adriano como lateral izquierdo, e imponiéndose la lógica con Busquets y Abidal en el eje, secuestró la pelota y únicamente le faltó área antes de abrir el melón. Le planteó el Arsenal una defensa adelantadísima y evidenció que no tenía interés en discutirle la posesión, básicamente porque no podía ni siquiera con la reaparición de un Cesc acomplejado. Para colmo, se le torció la noche cuando a Szczesny le falló la mano y tuvo que ser sustituido por Almunia , especialista en jugar contra los azulgrana entrando desde la banda como en la final de París de 2006.

Fue cocinando el triunfo el Barcelona a fuego lento, con pausa aunque el inquietante 0-0 desesperaba al personal. A medida que avanzaba el primer acto, se embarullaba el panorama, Busacca le birló un penalti clamoroso a los locales y Adriano impresionaba con un disparo al palo que encendió al conjunto de Guardiola, mucho más ágil en la banda porque no había tiempo para acordarse de la hernia. Se presagiaba lo que vendría a continuación, aunque nadie se esperaba que Messi , intermitente hasta el momento, obsequiara con semejante preciosidad, un golazo lleno de intención y magia en el momento de burlar a Almunia . Fue justo antes del intermedio y con el tanto se esfumó la ansiedad, un abrazo gigante en la parroquia que se quedó helada en la reanudación.

Sin que se supiera nada de Valdés , marcó el Arsenal y ni siquiera tuvo la intención de hacerlo ya que Busquets se equivocó en un córner y empató para su desgracia, pero compensó la gentileza Van Persie al expulsarse de forma infantil, haciéndose el sordo para arañarle milésimas al reloj. El Barça, herido en el alma, despertó como una bestia y se alió con la lógica aunque se llevó un buen susto al final, resuelto el conflicto por un prodigioso Mascherano .

Xavi y Messi , en un suspiro, abrieron la puerta de cuartos, cien por cien Barça el tanto del centrocampista antes de que el argentino transformara el penalti decisivo. Aquí el Barcelona, que nunca engaña.