Cristiano expulsa sus fantasmas

Cristiano ha tenido siempre un sentido musical del regate. Le gusta hacerlo con tocata y fuga: tocata de cataplines —léase vacile— y huida rápida. El desborde, así compuesto, puede ser arte puro, pero ya sabemos lo que ocurre con las pretensiones artísticas: su frontera con el ridículo es vaporosa, finísima. El vacile de adorno previo se justifica estéticamente si luego se produce el regate; pero si no se produce, la situación se vuelve embarazosa para el artista, que en vez de una obra maestra sólo ha hecho una memez, una astracanada. Y los regates de CR, últimamente, no se han producido. A CR le había dado por las danzas regionales, y contra el Zaragoza, el Osasuna, el Mallorca, el Athletic, bailó jotas, boleros o zorzicos; garboso, desde luego, pero sin escaparse después nunca. Ayer Cristiano se olvidó de la tocata y con mero remate pudo darse a la fuga. Lanzado al gol el danzarín, los defensas no le pillaron.

La jugada del primer gol, un relámpago Guti-Benzema-Kaká-Cristiano, iluminó una velada que había arrancado con las luces de Alonso fundidas. Alonso no atinaba una y esto repercutía en todo el equipo, que se precipitaba o pifiaba también por turnos. Xabi rozó incluso el autogol con un cabezazo al larguero de Casillas. Fue Guti, titular por Marcelo, quien compensó la confusión del juego con su pericia para el pase interior, destilado, perpendicular a la línea de meta. Uno de ellos generó el 1-0 y con otro sirvió el 2-0, también a Cristiano. El doble tiralíneas enderezó la noche, que iba torcida.

El Málaga traía una trayectoria curiosa. Ganó el primer partido de Liga, sacó luego un solo punto en ocho jornadas y ahora llevaba nueve sin perder (7 empates y 2 victorias). Ayer mostró cierta armonía combinativa al salir con la pelota y el consabido peligro en las faltas sacadas por Duda. Munúa hizo una parada soberbia a una volea de Guti, y su defensa sufrió sobre todo cuando Ramos progresó por la banda, incluyendo los quiebros que no acaban de firmar Kaká, Benzema y Cristiano.

No hubo muchas más noticias. Garay tuvo que retirarse en el descanso, Ramos pasó al centro, Marcelo ocupó el lateral izquierdo y Arbeloa el derecho. Ido Guti, le sustituyó Granero, que exigió un vuelo de Munúa, y compareció también Raúl en sustitución de Kaká, que todavía promete más que cumple.

Así pasó este examen de notas poco brillantes aunque con examinandos, justo es decirlo, bastante aplicados, hasta que Cristiano, la lumbrera de la clase, hincó los codos en el sitio equivocado.