Tras ser eliminados en Q2 y con recortadas opciones para la sprint, donde únicamente puntúan los 8 mejores, ambos salieron a hablar en rueda de prensa. Sin embargo, el descontento del madrileño contrastaba con la desconcertante alegría del piloto de Aston Martin, que no pasó el corte y fue peor que Lance Stroll. «El coche fue competitivo, rápido, al límite para pasar a la Q3 y con el otro coche dentro (Stroll). El auto nos dio confianza desde la primera vuelta por la mañana, todavía nos faltan un par de décimas y está muy apretado en la zona media, pero estoy contento», expresó el bicampeón del mundo.
«La sprint no es nuestra prioridad, sí lo es la clasificación y la carrera principal», añadía. A pesar de no haber estado a la cabeza de la escudería, el asturiano sigue esperanzado y aseguró que está contento con el coche.
En el caso de Sainz, el '55' achacó su mala posición a varios problemas como el 'set-up', el asiento, y a que todavía no le tiene cogida la medida al FW47, hechos que penalizan enormemente cuando te lo juegas todo a una vuelta. «He sufrido todo el día por el equilibrio y las dos sesiones han sido bastante duras. En la clasificación de la sprint hemos tenido algunos problemas, incluida una sensación rara con el asiento que tendremos que investigar. En cualquier caso, al final todo se resume en que no me siento del todo como en casa en el coche», explicó el madrileño.
Quiso expresar su optimismo de cara a la carrera larga, donde espera haber podido solucionar los contratiempos y competir al mejor nivel, aunque pide calma en su adaptación: «Todavía tengo que aprender y entender muchas cosas sobre el coche, y sé que con más rodaje acabará llegando. Espero que mañana podamos encajar las piezas y mejorar el resultado de hoy de cara al domingo».
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