fórmula 1
Alonso endereza el rumbo en el show del ingeniero de Verstappen
gran premio de bélgica
Remontada del asturiano, del noveno al quinto. Gianpiero Lambiase es el único que frena a Verstappen, ganador en Spa: «Te aconsejo que uses más la cabeza». Abandono de Sainz
Clasificación del GP Bélgica
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Enviado especial a Spa (Bélgica)
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Iniciar sesiónUna nube naranja tiñe el bosque de las Ardenas en un fin de semana de tonalidad única, el gris. Tan oscuro el tiempo, negro el panorama por la lluvia, bajos los ánimos porque Spa motiva poco por la ausencia de sol. El cielo es naranja ... porque vuelve a ganar Max Verstappen, a reventar las gradas con sus entusiastas vecinos de los Países Bajos. Presencian otra barbaridad, su octavo triunfo consecutivo, décimo del año, duodécimo y récord de Red Bull. Pero tan protagonista como él es su ingeniero, Gianpiero Lambiase, la única persona en la Fórmula 1 capaz de frenarlo. «Te aconsejo que uses más la cabeza», le recomendó este domingo.
Fernando Alonso endereza el fin de semana y el mes de julio, que venía muy adverso, con una sólida prestación, marca de la casa, piloto de máximo nivel los domingos, una roca para los enemigos que exprime cada poro de vida que le ofrece la Fórmula 1.
El español escaló del noveno al quinto en una carrera modélica: buena salida, ritmo constante en un circuito poco propicio, mantuvo a raya al Mercedes de George Russel (equipo y piloto en progresión) y aprovechó la rapidez táctica de Aston Martin para sellar un resultado que endulza las últimas decepciones.
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A Carlos Sainz le visitó la mala suerte en la salida. En un sandwich casi imposible de gestionar en la lentísima primera curva de Spa, impactó contra su Ferrari el McLaren de Piastri y ya no hubo forma de rehabilitar ese coche. Perdió y perdió segundos y posiciones hasta que se retiró, último de la fila.
Verstappen salía sexto por una sanción y le colocó 32 segundos al primer coche no Red Bull. 'Checo' Pérez no fue capaz de oponer resistencia. No hubo polémica ni debate posible: Max es más rápido. El holandés hubiera conseguido todos los premios del fin de semana si no fuese porque Hamilton le arrebató la vuelta rápida.
Nadie frena su ambición y tantas veces su irritante arrogancia, salvo su ingeniero, un héroe con el apelativo GP, Gianpiero Lambiase, quien le reprende, le corrige o le contesta públicamente a través de la radio para regocijo de medio mundo.
Nadie más se atreve a llevar la contraria a Verstappen, y aunque la relación entre el piloto y su ingeniero es calificada como de matrimonio incorruptible, la situación se establece desde una cierta igualdad. Cada capricho o queja del insaciable Max recibe la réplica de su ingeniero.
Aunque aquello derivó en sarcasmo y, por momentos, en un cierto pitorreo por parte de Verstappen, que se aburre sin competencia en la pista y establece un duelo dialéctico con Lambiase.
«Sigue las instrucciones, Max», reclamó el ingeniero en la primera comunicación. «¿Pero los dos estamos haciendo los mismo?», preguntó Verstappen. «Sigue las instrucciones y confía», repitió firme Lambiase.
Imposible para Checo
El holandés superó a Checo con el brazo en la ventanilla, la fina lluvia no alteró el desarrollo de la carrera, Sainz se retiró, Alonso se protegió de un posible adelantamiento en boxes ante Russell y los McLaren se hundieron en la pista seca después de tres carreras en resurrección.
Y a falta de otras emociones, las conversaciones por radio entre Verstappen y su ingeniero fueron la salsa del gran premio. «Has utilizado demasiado el neumático. No ha sido lo más inteligente. Te aconsejo que uses la cabeza», sugirió Lambiase, un tipo que no parece ingeniero al uso de la F1 por su tendencia a la sátira y no solo a los datos.
«Puedo ir más rápido y realizamos otra parada. Así haremos un buen entrenamiento de pit-stop», ironizó Verstappen, quien obviamente no se calla una, para eso manda en la Fórmula 1. «No, mejor que no», zanjó el ingeniero.
Ya líder en solitario, sin otro horizonte que la décima victoria, Verstappen jugueteó con su sombra. «Hay mucho viento, tengo que coger el volante con mucha fuerza», le soltó a su ingeniero. «Vale, vale», respondió este en modo matrimonio, sus pros y sus contras.
Alonso se redimió con un ritmo potente de caza en recuerdo de ese inicio de temporada que volvió a revolucionar a los aficionados. Un resultado alentador que devolvió sonrisas a Aston Martin, diez puntos, antes del descanso veraniego.
«Fue un fin de semana complicado, en el que nunca nos pusimos en la dirección correcta -analizó el asturiano-. Íbamos siempre a contrapié, pero hoy pudimos encontrar el ritmo, hacer una buena salida, muchos adelantamientos, pudimos aguantar a Russell y a Norris y traer diez puntos dejan buen sabor».
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