Vettel se pone a la altura de Senna y Lauda

La historia de Vettel va unida inequívocamente a la de Red Bull. Sin uno no se entendería el otro, y viceversa. La marca austríaca apostó fuerte por la F1 en 2005, pero no fue hasta la llegada del alemán cuando comenzó a dar síntomas de poder ganar carreras. Él y Adrian Newey han convertido al equipo austríaco en el mejor de la parrilla y lo han hecho a una velocidad vertiginosa.

Cuando dejó BMW para fichar por Toro Rosso, no imaginaba que cuatro años después iba a ser tricampeón mundial. Que iba a estar a la altura de Senna, Piquet, Lauda, Stewart y Brabham . Nombres ilustres, de oro en la historia del automovilismo, entre los que figura ya por derecho propio el piloto alemán de Red Bull.

Su irrupción fue de puntillas, como la de Red Bull. Avisaron en 2009, cuando estuvieron a punto de ser campeones por delante de Brawn GP, pero a partir de entonces no han dejado de ganar. Tres de tres, para desgracia de Alonso, que ha visto como se le escapaban dos campeonatos que habrían puesto al asturiano en el olimpo de la F1.

Lo mejor para Vettel, es que su reinado puede hacerse eterno. Le quedan muchos años de volante al máximo nivel y lo que hace unos años se veía como una quimera, ahora no lo es tanto. Esa comparación que tanto le escocía con los siete títulos mundiales de su compatriota Schumacher , ya no se ven tan lejos. Sería la forma de acabar con la cantinela que le quita mérito a favor de la genialidad de Newey, el cerebro de Red Bull, al que todos atribuyen una gran cuota de éxito en los triunfos de Vettel. Ganar con otra marca y romper la barrera de Schumacher son su horizonte. La barrera del éxtasis de un piloto especial que no tiene límites.