Verstappen-Hamilton, hacia la fiesta del accidente en Abu Dabi

La ceremonia de podio repleta de jeques blanqueando su país fue de las más lamentables que se han visto últimamente en la F1. Verstappen no saludó al ganador de la carrera y se marchó del podio al segundo después de terminar los himnos. Educado en la única creencia de la victoria, caimán total en un deporte con pocos escrúpulos, el neerlandés no ha sido criado para entender que perder forma parte de la vida y del deporte.

« Ha sido una carrera llena de sucesos y no estoy de acuerdo con lo que ha pasado y las decisiones de los comisarios », repitió Verstappen de micrófono en micrófono como un autómata, sin salir del carril. No explicó por qué no cedió la posición cuando se saltó los límites de pista, por qué no giraba el volante en la curva donde casi se lleva colgado a Hamilton como en Brasil o por qué frenó a 300 por hora cuando el inglés le iba a adelantar. Maniobras sucias de un tipo que quiere ser campeón por las buenas o por las malas.

«Mi opinión es distinta a la de los comisarios. Tenemos los mismos puntos y es emocionante para la F1. Pero hablamos más de líneas blancas y penalización que de F1, y eso es una pena», insistió Verstappen en un discurso poco creíble. « Ralenticé porque le quería dejar pasar. Él no me quería adelantar y nos tocamos. No entiendo qué sucedió ahí», se explayó con poca gracia.

Fue un despropósito de juicio arbitral. Michael Masi, el director de carreras de la F1, ofreciendo puestos y negociando con Red Bull y Mercedes mientras la carrera esta parada, en vez de decidir y juzgar según las normas del reglamento de la FIA. Verstappen fue sancionado con cinco segundos en carrera, con diez segundos después de la prueba y tuvo que ceder la posición a Hamilton por irregularidad al salirse de la pista en un duelo entre ambos.

Lewis Hamilton fue más explícito y sereno en las explicaciones. «Estoy agradecido porque no nos fuimos los dos fuera. Lo más importante es acabar estas dos carreras y será difícil, vistas las circunstancias. Tengo que mantener el coche de una pieza ».

Tiene claro que Verstappen busca un accidente, aunque lo dijo con otras palabras. «Estaba claro que otros querían pasar a otro nivel a la hora de adelantar, así que quise mantenerme en la pista y librarme de problemas. Estoy agradecido por tener un alerón delantero al final. No nos rendimos».

Los dos llegan empatados a la última carrera. Ganará el título el que quede por delante, pero hay muchas otras variables en juego. Si los dos se retirasen por un accidente, que a la vista de Verstappen, sería deseable, decidiría el punto de la vuelta rápida. Lo pueden conseguir ellos o cualquier otro piloto. Si hubiera empate, se llevaría el título Verstappen por haber ganado más carreras este año (9) .

El pasado de Abu Dabi favorece a Hamilton, que ha ganado cuatro veces por solo una de Verstappen (2020). Se trata de un circuito lentísimo e insulso, donde es muy difícil adelantar.

La historia de la F1 ha regalado accidentes inolvidables con el título en juego. La pareja más célebre está compuesta por Senna y Prost, quienes chocaron dos veces en la penúltima carrera en 1989 y 1990 (Japón) con reparto de títulos, uno para cada uno. Michael Schumacher fue especialista en juego sucio . En 1994 provocó un accidente con su rival, Damon Hill, del que obtuvo su primer campeonato. Peor le fue en 1997. Buscó otro choque con Jacques Villeneuve pero salió malparado: el alemán se quedó fuera y el canadiense pudo continuar para ganar su único título.