Recuerdos de papá Alonso

El progenitor del piloto se llama José Luis Alonso , un señor discreto de apariencia reservada que respira automovilismo por todos los poros de su piel desde que se ganaba la vida como maestro industrial en una fábrica de explosivos en Asturias. Su afición por los coches llevó a Alonso a los karts y a la Fórmula 1. Es universal la historia de sus desplazamientos a Italia cuando el adolescente aspirante a piloto salía del instituto los jueves y se desplazaba en el coche de su padre hasta Italia para competir en carreras de monoplazas. De Oviedo a la frontera en Génova, 1.480 kilómetros de nada, casi trece horas de trayecto para concursar en la cantera del país transalpino. Trece horas mínimo para ir y otras tantas para regresar el domingo por la tarde.

Una vida estajanovista para alimentar el sueño de una familia trabajadora (Ana, la madre, era empleada en El Corte Inglés). Al padre de Alonso le gusta recordar más de una vez que el piloto aprendió a conocer el valor de las cosas por el sacrificio que el automovilismo representaba para su familia. Si una carrera costaba 6.000 euros, su padre debía trabajar seis meses. El piloto siempre se ha reconocido feliz por su origen humilde, lejos de una arraigada tradición reinante en la Fórmula 1 según la cual llegan a la cima un elevado porcentaje de aspirantes por la billetera de sus padres. Aquella célebre estampa de David Coulthard aterrizando en los entrenamientos en helicóptero...

A José Luis, como a la mayoría de los cabeza de familia de su generación, no le gusta tirar nada. En su caso, el asunto ha girado más bien hacia una recopilación de recuerdos. El próximo otoño el Centro de Arte Canal de la Plaza de Castilla de Madrid acogerá la primera exposición de la vida de Fernando Alonso. Un recorrido por su trayectoria de 29 años (tiene 32), desde que se subió al primer kart hasta el último modelo de su Ferrari.

José Luis Alonso se ha encargado de recolectar todos los fetiches de su hijo durante los últimos once años. No ha sido difícil para él reclutar cascos, guantes, monos y demás aperos laborales del piloto. Tampoco los nueve karts de su época juvenil y los 123 trofeos, incluido el de campeón del mundo. Pero en la exposición también se encuentran los once fórmulas 1 con los que ha corrido desde 2001. La pregunta vuela rauda. ¿Cómo se adquiere un coche de Fórmula 1?

«Pagando, como todo», responde el protagonista. Desde 2004 José Luis Alonso acuna la idea de montar una exposición. Desde entonces, el piloto negocia sus contratos con ese apéndice. Si iba a cobrar diez en Renault o Ferrari, solo percibió nueve y medio como contraprestación por llevarse un fórmula 1 al almacén en Asturias donde su padre guarda las joyas. El precio de un bólido de carreras no llega al millón de euros, tarifa Alonso, después de ser desechado para el año siguiente.

La copa, 70.000 euros

El expresidente de Renault , Carlos Ghosn, le regaló el modelo de 2005 con el que conquistó su primer título mundial. Pero todos los demás, el Minardi de 2001, los sucesivos Renault de temporadas alternas y los Ferrari los ha obtenido con una rebaja en la negociación de su sueldo. El problema fue el McLaren.

«Alonso corrió en la escudería inglesa en 2007, año convulso, Hamilton y campeonato a la basura. Hasta el año pasado, su padre no se acercó a la factoría de McLaren para preguntar precio por el monoplaza del desdichado 2007. Solo entonces pudo completar la colección.

El otro módulo de las complicaciones es el trofeo de campeón del mundo. Fernando Alonso luce dos en su hoja de servicios, 2005 y 2006, pero este galardón en tonos ocres que levantó en el circuito de Interlagos en Brasil es como la Copa del Mundo de fútbol. Propiedad de nadie a la vista de todos. El señor Alonso acudió a Londres al joyero que fabrica la copa con mano artesanal. Pidió una réplica como dueño virtual de ese objeto de culto. El orfebre le indicó la ventanilla correspondiente: 70.000 euros cada pieza. El botín también será expuesto en el Canal de la Plaza Castilla y luego en Asturias. «Cuando sea mayor, a lo mejor le gusta echar la vista atrás». Son los recuerdos del padre de Alonso, una vida en imágenes.