Darán que hablar
David Cantero, la nueva generación de triatleta
Campeón del mundo sub-23 el año pasado, inicia el curso luchando con los mejores en las series mundiales y dispuesto a recuperar el brillo en una disciplina que echa de menos a Gómez Noya, Mola, Raña, Alarza.
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Cantero entra en meta como campeón del mundo sub-23
David Cantero (Aldaya, 2003) terminó el año pasado como tantos otros, corriendo la San Silvestre Vallecana. Pasaba la Nochevieja en un pueblo de Toledo con su familia y, como le quedaba cerca, había decidido apuntarse junto a su pareja. «No la preparo en específico ... ni nada, pero me gusta ir a correr y darle un buen chispazo», cuenta con naturalidad. El resultado fue un noveno puesto absoluto, cuarto nacional y primer sub-23 con marca personal en un 10K: 28:53. Así se las gasta el chico que viene a revolucionar el marchito triatlón español, al que le pesan las despedidas de referentes como Javier Gómez Noya, Mario Mola, Iván Raña y Fernando Alarza.
«Lo que hacían era de otro mundo, pero hay que soñar en grande. ¿Por qué no ganar mundiales como ellos lo hacían?», dice con ambición. En esa tarea está. El año pasado dejó su firma en Torremolinos al lograr el oro mundial en categoría sub-23. Y un año antes, siendo un pipiolo, ganó en la Copa del Mundo de Valencia, el que considera su triunfo más especial. «Era la cuarta que hacía y, además, en mi casa, con mi familia y amigos. El mes anterior había entrenado en Sierra Nevada y le decía a mi entrenador: 'Joder, estoy superbién. Yo creo que puedo hacer un podio'. Y gané. Fue de película».
En casa de Cantero se ha respirado triatlón siempre. Su padre, su madre, su hermano... todos lo practican. Él destacó enseguida, por lo que su siguiente destino fue el Centro de Tecnificación de Cheste. Durante un tiempo combinó los entrenamientos de triatlón con otros más específicos enfocados al atletismo, y el resultado volvió a ser sorprendente. En 2021 se proclamó subcampeón de Europa sub-20 de 5.000 metros. En su cuerpo hay trazas de gran fondista, pero tocó elegir. «Creo que el atletismo se me habría dado bien, pero en mis distancias me hubiera tocado luchar contra todo el continente africano. Y en triatlón sí me veo luchando por un campeonato del mundo». Los resultados le han ido dando la razón.
Cantero entrena entre cuatro y seis horas diarias, realizando tres sesiones (natación, ciclismo y carrera) casi todos los días. Ha pausado sus estudios en Educación Física para dedicarse de lleno al deporte. «Exige muchas horas de entrenamiento, constancia y determinación. Es una vida de sacrificios», sentencia. Trabaja con la misma psicóloga desde los 12 años, lo que ha sido clave para gestionar la presión y mejorar su rendimiento mental.
Si hay algo que define a Cantero es su motor en la carrera a pie. Su punto débil ha sido siempre la natación, pero ha peleado cada brazada para reducir diferencias. Su vida está calculada al milímetro: no sale de fiesta, no bebe alcohol, evita viajes innecesarios. Todo está pensado para rendir. «Vivo con mi pareja, que también es deportista. Tenemos todo organizado para entrenar y descansar lo mejor posible». Pura disciplina.
Para 2025, su objetivo es consolidarse en las Series Mundiales de triatlón, competición que estrenó temporada el pasado fin de semana en Abu Dabi (fue noveno) y en la que se mide con todos los grandes. Quiere ir paso a paso, sin atajos. Reconoce que los Juegos de Los Ángeles de 2028 son la gran meta, pero hasta ahí. «Prefiero centrarme en el presente. Todo lo que logre en el futuro va a depender de mi rendimiento de ahora».
David Cantero avanza sin titubeos ni adornos. Sabe que el triatlón es un deporte despiadado, que no hay margen para la mediocridad, por lo que solo tiene un deseo: «Los momentos más difíciles son las lesiones, no poder entrenar bien con competiciones de por medio. Si ese aspecto va bien, el resto no me preocupa».