ciclismo / vuelta a españa

La segunda vida de Diego Rubio, el ciclista que se retiró por una operación chapucera

El abulense de 32 años dejó su deporte al no recuperar la movilidad en el brazo tras una intervención en Estonia. Ahora es guía de la Vuelta a España

El pelotón, contra el ciclismo 'youtube'

Diego Rubio, en una salida de la Vuelta J. C. C.

José Carlos Carabias

Angliru (Asturias)

Diego Rubio sonríe en el punto de encuentro en una salida de la Vuelta a España. Sonríe porque ya no quiere más dramas después de una vida deportiva destrozada por una operación chapucera en un quirófano de Estonia. Rubio, exciclista del Burgos BH y ... Caja Rural, 32 años, experiencia en el pelotón, se retiró el pasado invierno después de perder la movilidad y la fuerza de su brazo izquierdo tras una caída y una posterior intervención penosa. En la Vuelta se concede una segunda oportunidad para disfrutar otra vez: es uno de los guías para invitados que ejercen de anfitrión y explican a los vip cómo era su deporte.

«Tenía que asimilar que no podía seguir en el ciclismo». El abulense se despidió sin remedio posible. Su brazo no responde a las necesidades de un ciclista, sujetar el manillar, hacer fuerza, frenar… Inválido para el ejercicio deportivo después de una caída en la lejana república báltica.

Todo empezó en un 2022 horrible para él. Una caída en la Challenge de Mallorca lo transportó al quirófano por una fractura en la cabeza del fémur. Cuando se recuperó y regresó al pelotón en la Vuelta a Estonia (una carrera de serie B, tranquila, sin estrés), la fatalidad se cebó con él.

«Fue el 27 de mayo de 2022. Sufrí una caída que no pude evitar. Se cayeron varios compañeros delante de mí y salí volando. Me reventé el brazo izquierdo. Nunca he sentido tanto dolor en mi vida. Tenía fractura de cúbito y radio, con el hueso al aire. Me llevaron a un hospital para operarme por urgencias».

En el centro médico de Tallín empezó la pesadilla que no imaginaba. «La operación fue un desastre, estuve cuatro días en Estonia y me dijeron que no moviese la muñeca durante 15 días. Me aseguraron que en dos meses estaría recuperado y podría volver a competir».

«Pero se me empezó a arquear el brazo -cuenta a ABC-. La fractura no se consolidaba y el dolor continuaba. No avanzaba nada. Fue un suplicio. A los cuatro meses me volvieron a operar en Madrid y vieron todos los problemas. Había perdido un trozo de hueso y en Estonia me juntaron el radio sin la parte del hueso que me faltaba. El radio era mucho más corto y el cúbito estaba fuera de la articulación. Me pusieron un injerto de la cresta ilíaca para unir lo que me faltaba».

« Estuve cinco meses con el brazo inmovilizado más los cuatro meses de antes. Nueve meses -comenta-. Tenía un injerto que debía unirse al hueso en los dos extremos. Me faltaba masa ósea. Casi nos llegamos a plantear una tercera operación. Dije que no».

La rehabilitación en un centro de Ávila derivó en una consecuencia de las secuelas de una mala praxis médica en Estonia. Diego Rubio no superaba los 40 grados de flexión en su brazo. «Los tiempos de recuperación se hicieron muy largos, no recuperaba nada, en la rehabilitación no avanzaba, me quedé estancado, iba todos los días pero la movilidad y el dolor no mejoraban. Hasta que un día los médicos me comentaron que creían que el margen de mejora del brazo había acabado».

Prueba en rodillo

La voluntad y el espíritu de sacrificio del ciclismo se personificaron entonces en Rubio, quien probó por su cuenta su antigua relación con la bicicleta. «Intenté probar apoyando en el rodillo y no podía ni sujetar el brazo. Imagínate lo que hubiera sido en una carrera ciclista con baches, badenes, frenazos, y a toda mecha. Nada, era imposible», explica mientras muestra a ABC la imposible torsión completa de su brazo izquierdo.

Diego Rubio decidió retirarse con 31 años. «Psicológicamente cuesta asimilarlo, ha sido un proceso duro. Pero después ves la caída de Sergio Martín (ciclista del Caja Rural que está en silla de ruedas) y piensas, no tengo derecho a quejarme. Hay cosas mucho peores. Me dije tienes que seguir con tu vida, la bici era imposible, pues hay que seguir y disfrutar de la vida».

No acudió a psicólogos, sino a amigos, a uno en especial. «Gracias que siempre ha estado ahí Francis Cabello, mi preparador, que más que eso es un amigo. Necesitaba hablar con la gente que me importa porque me cuesta abrirme a los demás».

Durante todo el proceso laborioso de abandonar una profesión, el exciclista se desligó de su mundo. No quería saber nada. «Estuve mucho tiempo que no podía ver ciclismo por televisión, sentía mucho miedo con las llegadas al esprint del Tour, siempre veía una caída».

En esa segunda vida el ciclista abulense eligió la formación, los estudios como puente para el futuro. «Terminé los estudios de Nutrición, me saqué el título de director deportivo nivel 3, me he preparado para lo que viene, que no sé lo que es porque siempre me he dedicado a la bicicleta».

Una de las puertas a las que llamó, se le abrió de par en par. Se puso en contacto con Unipublic, la empresa organizadora de la Vuelta, y por ahí encontró un hueco durante un mes en la caravana que recorre España. «Suerte que después de anunciar la retirada, me dieron la oportunidad de estar aquí, me apetecía mucho volver».

Y así sonríe en la Vuelta. «Estoy con los invitados vip de la agencia de viajes VB Group, cada día viven una experiencia en carrera, les explico cómo funciona el ciclismo, las tácticas, los detalles, los ciclistas. Es gente que no conoce el ciclismo profesional y yo les ayudo a entenderlo porque lo he vivido desde dentro. Me apetece estar ligado al ciclismo, como director de categorías inferiores o en la nutrición, con tranquilidad. Ya pasaron las penas».

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Anual
Un año por 15€
110€ 15€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
5 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 5 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios