Eusebio Unzué: «No quiero ni pensar en bajar de categoría»

—Además de todo, es el hermano mayor de Juan Carlos Unzué, paciente de ELA. ¿Todos en su casa tienen el espíritu que él está mostrando?

—No, no, no, ya nos gustaría ser como él. Compartimos apellido y algunas cosas más tenemos en común. La enfermedad, que no perdona, lo ha convertido en un tipo ejemplar y a veces pienso que lo ha hecho sabio. Puede salir de cualquier pregunta o reto que le sugieran y en las condiciones en las que él está… Siempre con un mensaje en positivo y acompañado de una sonrisa. Se ha convertido en revulsivo para mucha gente y está logrando lo que se propuso, dar a conocer la enfermedad y tratar de ayudar a todos los que pierden la esperanza.

—¿Qué sentimiento hay en la familia Unzué?

—Sobre todo un sentimiento de orgullo, que consiga lo que está consiguiendo con esa enfermedad tan cruel es difícil de entender. En la dificultad él lo normaliza todo e invita siempre a ser positivos, a hacer cada uno lo que nos toque y a afrontar la vida de la mejor manera posible.

—Es usted el director más longevo en el equipo más longevo. ¿No se cansa de ciclismo?

—No, no, sinceramente. En absoluto. Sí que hay veces que me gustaría estar un poquito más tranquilo. Pero ya está, no se puede. Esto tiene una velocidad y el compromiso, ya sabes, o es al 100%, o mejor no estar. Llevamos un par de años difíciles, pero bueno, sigo peleando. También por echar una mano al ciclismo en este país. Y nunca pierdo de vista el privilegio que supone un patrocinador como Telefónica, que sigue ayudando a que el ciclismo se mantenga en la vanguardia de lo que ha representado para este país. Hemos tenido a Arroyo, Perico, Indurain, Mancebo, Pereiro, Olano, Chava, Valverde… Es un privilegio haber compartido el deporte con ellos.

—José Miguel Echávarri, su antiguo socio y jefe, decía que su motivación eran los ciclistas jóvenes. ¿Cuál es la suya?

—Pues ver que el ciclismo español sigue activo y pujante. No siempre puedes tener a los mejores ciclistas, pero siempre tenemos alguno de ellos. Esa continuidad es la que da sentido a todo el esfuerzo que hacemos. También ilusiona el proyecto del equipo femenino, hemos pasado a formar parte de los objetivos que en su momento planteó Telefónica y del que todos tenemos un sentimiento de orgullo, de estar ayudando a la evolución del ciclismo femenino.

—¿Nota mucho el cambio generacional con los ciclistas?

—Tengo la suerte de actualizarme cada año y vivir muy cerca la evolución de los jóvenes. Esto pasa en todos los deportes, ¿no? Creo que la sobreinformación, los nuevos sistemas de preparación, la tecnología, la especialización, la capacidad de reducir riesgos, pues hace que cada vez más surjan auténticos talentos con 18, 19, 20 años.

—¿Echa algo de menos en este ciclismo moderno?

—No soy nostálgico, pero me gustaría que este deporte diese pasos adelante. Nos alimentamos de la épica, pero echo en falta darle un uso, diríamos, más humano a la competición. Tenemos tanta información para todo que hay muchas cosas que se pueden prever.

—¿A qué se refiere exactamente?

—Pues me gustaría que si alguien se cae, se pueda cambiar al corredor. Ya ves que el pelotón no se para a que el caído se levante. Me gustaría poder valorar si tiene daño y si es grave poder sustituirlo. Así funciona cualquier otro deporte, ¿no es así? Pero lo que tenemos es que el corredor se levanta reventado y hay que esperar a ver si llega a meta y se recupera para el día siguiente. Recuerdo a Marc Soler, cuando se rompió el brazo en el Tour e hizo los últimos 40 kilómetros con el esfuerzo, el dolor para llegar. Hubo que esperar a que una radiografía confirmase la rotura y la imposibilidad de seguir. En nuestro deporte no tienes a alguien para suplirlo. A veces hacemos barbaridades que están aceptadas y que son cosas que alimentan la épica y yo creo que son prescindibles.

—¿Quién es el ciclista que más le ha impactado?

—En 43 años, imagínate los que he conocido. Recuerdo a Ángel Arroyo, su disposición de aprovechar cada día para poner al adversario contra las cuerdas. Las genialidades que tenía Perico (Delgado). La perfección de Miguel (Induráin), cómo calculaba todo, cómo analizaba a sus rivales y cómo sabía dosificar los esfuerzos y las rentas que conseguía. Era un tipo realmente muy, muy inteligente. Y Alejandro (Valverde), 20 años en la vanguardia de un deporte. Yo creo que, con todos los respetos, es lo más parecido a Nadal que tenemos. Sabes que si está en carrera, hay una opción de victoria. Ahora está Pogacar, una fortaleza que parece un campeón para ocho o diez años. Aunque creo que a estos jóvenes les va a costar ser tan longevos como los anteriores. Y Van Aert, no sé cómo llamar a lo que ha hecho en este Tour. Me ha impresionado, te diría que nunca he visto en tres semanas hacer lo que ha hecho él.

—Salvo a Contador, casi siempre han tenido al mejor español. ¿Carlos Rodríguez puede ser una opción de futuro para Movistar?

—Carlos Rodríguez, Juan Ayuso y otros chavales que a lo mejor no han dado tantos pasos… No habrá que esperar muchos años para un relevo generacional. Están en la primera línea del ciclismo. Ahora son otros países los que están disfrutando de sus talentos, Eslovenia, Dinamarca, Holanda, Bélgica… Es momento de tener un poco calma y tranquilidad. Carlos Rodríguez, Ayuso y otros… Viene un grupito de chavales muy interesantes que si les dejamos crecer con paciencia vamos a disfrutar muy pronto y mucho con ellos.

—A su líder, Enric Mas, ¿le pesa el liderazgo, el carácter, la presión?

—Tiene sus particularidades, efectivamente, pues es un chico diferente a lo que estamos acostumbrados, es un poco más tímido, le cuesta abrirse más. Lo veremos evolucionar y sinceramente confío en que en los próximos tres años va a ser un corredor que lo vamos a tener ahí entre los mejores. Espero que incluso algún día pueda ganar.

—El Movistar está en situación límite de descenso. ¿Por qué han llegado a este trance?

—No ha sido porque tengamos un nivel bajo, no me gusta tirar del tópico de la mala suerte, pero es que realmente la hemos tenido. Enric estaba en el podio de la Tirreno-Adriático y se nos cayó. Estaba peleando por la general del País Vasco y otra caída. Y en el Dauphiné nos pasó lo mismo. Y en el Tour pues desgraciadamente pasó un momento difícil, de falta de confianza, los descensos… Estaba clasificado el 11 y desgraciadamente el Covid le hizo abandonar. Todo eso son un montón de puntos que teníamos y se nos han ido. Así que vamos a vivir un mes y medio duro y corriendo de una manera diferente a la que nos hubiera gustado, pero es lo que nos ha tocado vivir.

—¿Qué supondría bajar de categoría?

—No quiero pensarlo. Vamos a tener calma y tranquilidad. Efectivamente, este riesgo es una realidad y ahora pues no nos va a ayudar seguramente a hacer mejores resultados, pero nos obliga a sacar un poco más de nosotros mismos. En las grandes carreras seguiremos corriendo igual y todo va a depender de la calidad del equipo.

—¿El patrocinio de Telefónica depende de si están en primera o segunda?

—No, no. Estamos trabajando ya en planificar 2023 y también 2024. Estamos trabajando en el futuro.

—Puede ser una Vuelta a España muy estresante para Movistar…

—Puede ser, sí. Yo espero que Enric esté a su nivel, y que Alejandro disfrute en su última vuelta a España. A todos nos hubiera gustado afrontarla de otra manera, pero esto también es un aliciente. Nos va a hacer en algún momento correr de otra manera o con un shock de estrés que no ayudará, seguro.

—No habrá que perderse el próximo documental del 'Día menos pensado'.

—Ja, ja, ja… Están más centrados en Valverde y en Annemiek van Vleuten.