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Tour de Francia

El Tourmalet, el templo de los escaladores

Es la cima más veces transitada y donde ‘nacieron’ Merckx e Induráin, es hoy por tercera vez final de etapa

J. Gómez Peña

Madrugada del martes 6 de julio de 1926. Los ciclistas del Tour ya pedalean sobre los 326 kilómetros entre Baiona y Luchón. El Aubisque, el Tourmalet , el Aspin y el Peyresourde. Bicicletas de hierro. Sin cambios de velocidad. A riñonazos. Y encima llovía ... si parar. El Tourmalet era un camino de lodo, una ciénaga. Arenas movedizas. Niebla. A ciegas. El italiano Bottechia, tan duro él, había pasado llorando la cima del Aubisque. Todos iban congelados. La organización de la carrera temió que nadie pudiera coronar el Tourmalet. La hilera doliente de ciclistas de barro arremetió contra la montaña. Muchos se perdieron porque no se distinguía el camino. Otros se refugiaron en cabañas de pastores. Algunos maldecían por la rotura de sus bicicletas. Y un belga, Tailleu , apareció el primero en la cumbre. Aquel día, según los historiadores del Tour, fue el más cruel de la historia centenaria de la ronda gala. El Tourmalet , claro, estuvo implicado. Hoy vuelve y como final de la decimocuarta etapa. Los escaladores como Landa irán a por él.

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