Solanas y umbrías

Zonas de exclusión cinegética

Pablo Capote

La forma en la que los incendios afectan a la fauna y a la flora son completamente distintas, por la sencilla razón de que los animales tienen la capacidad de huir.

También las especies vegetales cuentan con diferentes recursos evolutivos para defenderse ... del fuego y, sobre todo, las adaptadas al entorno mediterráneo se recuperan con mayor o menor facilidad tras las llamas.

Los pastizales de gramíneas se ven incluso beneficiados por el aporte en nutrientes y minerales de las cenizas y crecen con las primeras lluvias con fuerza, razón por la cual se realizaban quemas controladas antaño. El sotobosque y monte bajo, compuesto por jaras, brezales, piornos, etc., también brota en poco tiempo, al menos más rápido que las especies arbóreas, las cuales tienen distintos grados de resistencia, aunque muchas desaparecen si no se interviene forestalmente mediante repoblaciones.

Los animales vuelven a sus querencias en cuanto comienza a verdear el monte. Los cazadores sabemos que para encontrarlos lo mejor es revisar estas zonas, no porque sea más fácil cazarlos sino porque es allí donde se concentran.

La Administración gasta poco en prevención y se limita a prohibir actividades tradicionales como las quemas controladas. Sumándose a estas trabas, y con la justificación de restablecer el ecosistema y el equilibrio natural, los cazadores nos vemos obligados a no cazar de uno a cinco años según las CC.AA., otra medida sin sentido que deja las zonas quemadas a merced de ciervos y de jabalíes, que dificultan o impiden precisamente eso: la restauración del ecosistema y del equilibrio natural.

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