La celebración de un imposible: la selección festeja su título con la gente

Unas 10.000 personas han llenado en más de media entrada el WiZink Center (no se han vendido localidades del anillo superior) . Ondeando sus banderas de España y con muchas ganas de diversión han esperado con ansia a los campeones de Europa, que han aparecido en el escenario pasadas las 20:15.

El 'speaker' de la fiesta ha ido nombrando para que subieran los primeros a «la familia de la familia», «los del polo blanco»: delegados, fisioterapeutas, enfermeros, director deportivo y el resto del cuerpo técnico que componían la expedición de la selección campeona de Europa.

Después llegó el turno de Sergio Scariolo. «¡Scarioooolo, Scariooooolo!», coreaba la afición emocionada. Uno a uno han ido saltando al escenario los jugadores, siendo Alberto Díaz, Ousman Garuba, los hermanos Hernangómez (al grito de «¡MVP, MVP, MVP!») y Rudy Fernández los más aclamados por el público.

Oh capitán, mi capitán, Rudy aparece en escena con la copa entre sus brazos. Suben los grados y los decibelios y llama a sus compañeros para levantar el trofeo al cielo del WiZink mientras resuena el 'We are the Champions' y la pista del Palacio se cubre de confeti al grito de «¡Campeones, campeones! ¡Oe, oe, oe!».

Comienzan los discursos y se produce un silencio reverencial para escuchar al artífice del milagro, Sergio Scariolo. «¡Una vez más todos somos campeones de Europa! ¿Os acordáis de la película de Will Smith 'En busca de la felicidad'? No dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Si quieres algo ve a por ello y punto. ¡Y eso es lo que hicieron!», manifestó el técnico italiano ante el delirio de la grada.

Después fue el turno del capitán. «Como diría Llul: ¡Buenas noches, Madrid!», comenzó Rudy Fernández. Que tuvo sus primeras palabras de agradecimiento para la afición y para «los del polo blanco, porque mucha parte de este trofeo es por su trabajo, porque han estado en todo para que siempre estemos bien».

Y a continuación, llegó su reconocimiento para el entrenador. «Dar las gracias a Sergio... son muchos años juntos, cuatro trofeos... hemos vivido de todo... pero lo que has hecho con este equipo de verdad es algo increíble, increíble», repetía con admiración el jugador mallorquín, a la par que invitaba a la hinchada a comenzar a gritar «¡Seeeeergioooo, Seeeeeergiooo!».

«Por último, a cada uno de estos tíos que me han hecho creer que podíamos conseguirlo y me han hecho disfrutar como si fuera un chico de 20 años», ha proclamado Rudy, para comenzar a dedicar elogios, uno por uno, a todos sus compañeros.

Tras la presentación del capitán, el grupo se une, y en corro votan eufóricos al ritmo de 'Fantástico' de Love of Lesbian.

Posteriormente, todos los componentes del combinado nacional tuvieron su momento de gloria. Willy Hernangómez, de los más queridos, tuvo un recuerdo «para todos los que han estado en las ventanas y que también son parte de esta familia». Y dio unas gracias sentidas a Sergio Scariolo: «Por cómo me has exprimido y por las broncas que me han caído. Sé que lo haces por mi bien. Muchas gracias de verdad. ¡Somos campeones de Europa!».

Después Willy llama a Lorenzo Brown, al que pide unas palabras en español. Le chiva algo al oído, pero el base «de Albacete, Georgia», como han dicho sus compañeros en varias bromas, no pasó de un «Hola», «¡Viva Españo!», «Gracias a todos» y alguna frase en spanglish.

Juancho Hernangómez dio las buenas noches a Madrid con la voz rota. «No tengo mucha voz porque la gasté toda anoche en el partido. Les dije que confiaran, que iban a entrar todas. Y así fue. ¡Y así fue!», asegura eufórico el jugador NBA.

«¡MVP, MVP, MVP!», corea de forma atronadora el pabellón. A lo que Juancho responde: «El MVP es cada uno de los que están aquí y los del polo blanco. A veces la vida puede parecer una película, yo he estado en una de ellas. Pero esta es mejor. Esta es la de verdad. Y a bailar al ritmo de la música».

«Joé, ya no sé hablar», cogía el micrófono Usman Garuba, uno de los más queridos por la afición. «Españoles... - comenzaba pareciendo querer emular el discurso de Navidad del Rey- Estoy muy contento por representar a mi país, es un orgullo para mí. Vendré a la Selección siempre que pueda. Hemos ganado, somos campeones de Europa, ¿qué pasa tío? ¡Lo dije, lo dije! Tenemos un chico nuevo, Lorenzo, de Albacete».

Y Alberto Díaz era uno de los últimos en tomar la palabra para resumir el sentimiento de todo el país: «Para mí ganar este campeonato ha sido tocar el cielo. Pero me quedo con algo más: la experiencia de tener un cuerpo técnico, una organización y una Federación que nos apoya siempre. Y unos compañeros que de verdad no hay oro que valga estas personas».

Como colofón, foto de familia, selfies con el público de fondo, y una certeza que resumía una hora antes Scariolo ante los medios: «Tenemos un espíritu competitivo que forma parte de nuestra identidad, de nuestra naturaleza, que cuidamos desde que los chicos se ponen la camiseta de esta selección desde muy pequeños». Sin duda hay futuro. Un ADN de Oro.