El Real Madrid aplasta al peor Barcelona

No había pasado un minuto de partido y Xavi Pascual ya había pedido su primer cambio, consciente de que no era un partido para hacer concesiones. La salida acertadísima de Rudy Fernández -que acabaría el primer cuarto con 11 puntos sin error-había puesto en alerta al técnico azulgrana, que gastó muchas energías en encontrar un antídoto al escolta balear. Y fue en vano.

Funcionaba el Real Madrid, que por momentos recordó al de la temporada pasada, con una defensa casi perfecta y un juego alegre que desarboló al Barcelona durante buena parte del encuentro. Además de la puntería exterior de Rudy, los blancos se reencontraron con la mejor versión de Sergio Rodríguez, al que parece que se le han olvidado de una vez por todas los problemas físicos del principio de temporada. Entre los dos, revolucionaron el choque y pusieron al Real Madrid con una renta superior a los diez puntos mediado el segundo período (34-22, min. 16).

El Barcelona sobrevivía a duras penas gracias a los chispazos de calidad de Tomic y Doellman, cuyo poderío interior permitió muchas segundas opciones a los azulgranas. Sin Juan Carlos Navarro, aún convaleciente de una lesión muscular, el único con desparpajo para enganchar a su equipo al partido fue Mario Henzonja, estrella en ciernes de la cantera azulgrana, el que se echó al equipo a la espalda para estrechar el margen en el marcador poco antes del descanso.

El paso por los vestuarios reactivó al Real Madrid, de nuevo asido a la mano de un genial Rudy Fernández. La mala racha del Barcelona en el tiro exterior -un triple de doce intentos en la primera mitad- cambió de manera radical en el segundo tiempo. A duras penas, y gracias al talento y desparpajo de Hezonja, el Barça se mantenía en el encuentro, pero la entrada en escena de Sergio Rodríguez acabó por derribar la por entonces ya débil resistencia azulgrana.Con los brazos bajados, el Real Madrid abusó y aplastó al peor Barça de la temporada. Ese que recoge ahora las dudas que hace un mes abundaban en el vestuario blanco. Dudas que anticipan un camino espinoso rumbo a la Final Four , a la que los blancos miran cada vez con mejores ojos.