Ajedrez
El único deporte que sale reforzado de la pandemia
La Federación Internacional de Ajedrez aplaza el Mundial a 2021, pero anuncia la primera Olimpiada por internet, donde sigue la fiebre por este juego
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Iniciar sesiónEn una aproximación superficial, el ajedrez ha sufrido los estragos de la pandemia tanto como el resto de deportes. La Federación Internacional (FIDE) suspendió en marzo el torneo de Candidatos cuando iba por la mitad y hace unos días confirmó que el próximo Campeonato ... del Mundo se pospone a 2021 . La Olimpiada, competición por países también aplazada hasta el año que viene, ha sido sustituida por una versión a través de internet.
Esta vía de escape virtual, que como el teletrabajo ya existía pero ha dejado claro que su importancia será creciente, ha evitado la parálisis total de las competiciones y propiciado incluso una fiebre por el ajedrez desconocida desde los tiempos de Bobby Fischer . No hay muchos deportes más que puedan prescindir del escenario real sin sufrir demasiado en el traslado.
El ajedrez nació hace unos mil quinientos años y la apertura española, popularizada por Ruy López de Segura en el siglo XVI , sigue siendo una de las maneras favoritas de empezar la partida para los grandes maestros. Cambian los materiales, como en cualquier deporte, pero en lo esencial todo sigue igual sobre las 64 casillas. El ajedrez es como un animal prehistórico que ha sabido atravesar el tiempo y adaptarse a las circunstancias.
Frente al coronavirus, ha mostrado una vez más su fortaleza: el ajedrez por internet se ha dado un festín. Cada día se juegan cientos de miles de partidas e incontables campeonatos en todo el mundo. Plataformas como Lichess.org, Chess.com, Chess24.com y Chessclub.com son como los Netflix o HBO del ajedrez.
El campeón más activo
La primera generación de grandes maestros nativos digitales ha favorecido el cambio. El campeón del mundo, Magnus Carlsen , es un loco de las partidas por internet. Ejerce a menudo como comentarista, participa por igual en grandes torneos y en partidas amistosas de un minuto –las llamadas partidas bala– y ha lanzado un circuito para evitar que la élite del tablero se limite a entrenar mientras dure el parón del juego en vivo (en dos semanas empiezan los campeonatos de España de Jóvenes, en Salobreña). Asimismo, mantiene divertidas polémicas con rivales como el holandés Anish Giri y en general es un animador total de la escena ajedrecística.
El noruego, de 29 años, es uno de los campeones del mundo más activos de la historia, el que más partidas juega al año y el que menos reticencias muestra a la hora de poner en juego títulos y prestigio. Ha demostrado también que, pese a su conocido mal perder, también es capaz de realizar gestos insólitos de juego limpio. El martes pasado, en su duelo contra el gran maestro chino Ding Liren en las semifinales de un importante torneo, se dejó ganar en solo cuatro jugadas para compensar la injusta derrota sufrida por su rival en el juego anterior por una desconexión a internet. Solo algún mastuerzo pidió que sancionaran a Carlsen por perder de forma deliberada.
Esta elegancia compensa en parte uno de los puntos débiles del ajedrez por internet: han proliferado de forma escandalosa los tramposos capaces de cualquier artimaña para ganar incluso partidas irrelevantes, sin ningún premio. Las plataformas tienen sus propios algoritmos y equipos dedicados a detectar y expulsar a los fulleros, pero solo en las competiciones importantes hay medios para controlar a los participantes por videovigilancia.
Otro inconveniente de esta nueva normalidad es la aceleración a veces excesiva del ritmo de juego, que facilita el espectáculo pero merma la calidad de las partidas. Tampoco es sano, como han señalado críticos como el periodista argentino Carlos Ilardo , que un grupo de apenas 20 o 25 ajedrecistas copen los puestos en las principales competiciones. Los propios maestros, por último, no terminan de adaptarse del todo a mirar una pantalla, sin la posibilidad de «tocar madera», lo que también tiene efectos en su juego.
La FIDE, entretanto, se ha propuesto aprovechar el impulso para promover las competiciones femeninas o la participación de mujeres en las mixtas. De entrada, en la Olimpiada de ajedrez por internet los equipos, de seis personas, deberán incluir a tres jugadoras como mínimo.
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