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Tenis playa

Antomi Ramos, la raqueta española que reina en la arena

El jugador canario es el primer español en convertirse en el mejor tenista de playa, un deporte que crece a ritmos pausados

Antomi Ramos, actual número uno del mundo de tenis playa RFET
Carlos Tristán González

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Antomi Ramos jugaba al tenis tradicional cuando un día, a los quince años, vio un cartel en el que se anunciaba un torneo de algo llamado «tenis playa». Se apuntó con un amigo y comenzó entonces una aventura que le ha llevado esta semana a ser el número uno del mundo , el primer español en conseguirlo y el tercer jugador no italiano en llegar hasta lo más alto. «Ha sido un camino bastante duro. He estado muchos años buscándolo y hubo momentos en los que ni siquiera lo tuve como objetivo. Fui marcándome metas más pequeñas y al final ha llegado cuando menos me lo esperaba», cuenta a ABC .

Este canario ha hecho historia con su raqueta sobre la arena y ha roto una hegemonía que solo dos jugadores habían conseguido antes: el brasileño Vinicius Font y el ruso Nikita Burmakin , que es ahora su compañero. Tradicionalmente, Italia domina con puño de acero en esta modalidad y lograr estar en lo más alto es un hito para el deporte español: «El tenis playa nació en Italia hace bastante tiempo, y al contar con una trayectoria de unos treinta años más que el resto, están más curtidos. A España debió llegar a principios de siglo, y después de muchos cambios y reformas, parece que va cogiendo mejor color». Actualmente solo hay quinientas licencias en el territorio nacional, aunque en los últimos años han crecido exponencialmente: «Están aumentando los patrocinadores y los torneos. Cada vez hay más nivel y es más difícil estar entre los primeros del mundo», asegura Ramos.

Sin embargo, el desconocimiento general de este deporte le condena a una posición delicada, toda vez que los patrocinadores «huyen» por la escasa visibilidad que tiene. Y es que tal y como cuenta Ramos, aunque el crecimiento en España no se detiene, va a marchas forzadas: «La evolución de es lenta, y aunque se quiera y se intente, por motivos económicos es difícil salir adelante y seguir creciendo. Confiamos en que haya un "boom" y termine de explotar». Para ello, Ramos no duda en enumerar las virtudes del tenis playa: «Es muy divertido. Al jugarse en la arena, los participantes se pueden tirar sin hacerse daño y es muy emocionante. Además, a título personal, me ha permitido viajar por todo el mundo y conocer a mucha gente».

Pero no todo es de color de rosa. Pese a que gracias a la habilidad con la raqueta ha conocido medio mundo, la realidad es que todos estos viajes se los ha tenido que costear de su bolsillo. «Si no tienes un buen padrino, es complicado vivir de ello. Te tienes que pagar los vuelos, que son muy caros, y es difícil salir adelante. Es un gasto económico bastante grande. Yo participo en unos veinticinco o treinta torneos al año por todo el mundo: Estados Unidos, Japón, Tailandia... Imagínate el gasto que es». Esta situación provoca que el tenis playa sea una modalidad que ahuyenta a muchos de los que sueñan con convertirse en profesionales. «Aunque es menos exigente que el tenis y puedes ser profesional entrenando menos, es un deporte que, por desgracia, requiere mucho dinero».

«Agresivo y luchador»

Ramos es el paradigma del momento en el que está el tenis playa. Pese a ser el número uno del mundo, hace dos años se tuvo que mudar desde Gran Canaria a Barcelona, donde tiene su puesto de trabajo habitual. Alternando sus labores en la Ciudad Condal con su habilidad sobre la arena ha ido haciéndose un hueco entre los mejores hasta llegar a la cima. Pero lejos de conformarse, quiere más.

Con un juego «agresivo y luchador», ahora aspira a hacer un buen papel en Gran Canaria ante su familia y amigos y en lograr medallas en los Juegos Olímpicos de Playa de San Diego y en los Juegos del Mediterráneo de Grecia . Para el futuro, confía en un crecimiento más rápido de la modalidad que le enamoró en su adolescencia: «El tenis playa está progresando mucho desde hace cinco años, pero con pasos cortitos. Ojalá dentro de unos años sea tan importante como el pádel . Creo que la apuesta de las televisiones es clave, porque los patrocinadores van detrás. Ahora mismo no es muy rentable porque apenas se ve», sentencia.

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