La ilusión inquebrantable de Teresa Perales

«Dudas a nivel médico sobre nadar el relevo, pues quizá, pero a nivel personal, ninguna -confirmaba Perales-. Yo me he querido recuperar para este relevo. Mis pruebas me importaban, pero lo dije desde el primer momento en que me lesioné en Funchal, lo único que podía pensar era ‘estoy fastidiando al equipo’». Se lesionó un hombro el 17 de mayo en el Europeo y hasta hace apenas un mes no podía ni nadar con los dos brazos . Pero aún así, se marcha de Tokio con tres diplomas y una plata en 50 mariposa. La rasmia. «El hombro está en las últimas. Era lo normal. La prueba de espalda me dejó muy tocada. Me he dejado media Teresa. Ahora a pasar por el taller y ya está», aseguraba.

«La composición del relevo sí que estaba fija. El único estilo que podía aguantar 100 metros era el crol, y las veces que lo hemos nadado siempre ha sido así. Yo soy una clase 5, las demás son clases más altas, y lo que hacemos es que ellas llevan la carrera muy adelante. Íbamos ganando cuando me he tirado yo, y luego mi labor es aguantar lo que pueda, pero esta vez no he podido aguantar lo suficiente a las rivales», explicó. Importantísima esta prueba por todo lo que conllevaba de final de ciclo. No habrá más relevo con Sarai Gascón, Isabel Yinghua Fernández, Nuria Marqués y Perales porque a partir de ahora serán mixtos. «Por eso era un día muy especial. Ha sido genial aquí con mi compi de habitación. Son muchos años compartiendo muchas cosas», explicaba.

Del relevo se baja la aragonesa, algo de lo que se enteraron sus compañeras allí mismo, en la zona mixta. «Eso es lo que me han dicho», reía Perales. Pero también le habían dicho que a lo mejor no era buena opción que viajara a Tokio con todas las dudas del mundo por la lesión, y Perales ha respondido con tres diplomas y una plata en mariposa. No es buena idea dudar de alguien que fue galardonada este año con el Premio Princesa de Asturias , que ha competido en seis Juegos Paralímpicos, y que ha conquistado 27 medallas .

La aragonesa, de 45 años, se baja del relevo, pero no de los Juegos. Antes de llegar a Tokio había un plan para empezar a preparar la cita de París. Ahora, más que nunca, una vez se opere del hombro, que hará en cuanto aterrice en España el próximo día 7. «Si es que son menos de tres años. Entre que volvemos y nos ponemos, ya estamos planeando hacer las mínimas para ir», sonreía. Ya lo tenía decidido, así que, como ella misma confesó, no necesitaba mucha mas excusa para mirar a París 2024 , pero ahí está esa cifra, 27. Tenía seguro alcanzar alguna medalla más en Japón si el hombro hubiera estado en condiciones, o en unas mejores por lo menos. Pero se torció todo en mayo y el plan de alcanzar su sueño de las 28 medallas de Michael Phelps solo se alarga un poco más.

Es un reto y una ambición, de lo que se alimenta la nadadora desde que con 19 años se quedara sin movilidad en las piernas. Aunque al principio no le gustara nada la piscina, encontró un medio en el que se sentía liviana y en el que empezó a sembrar éxitos en cada carrera. Tiene a Phelps a una sola , pero quién sabe si podría subir el listón.

La ciclista Sarah Storey sí ha logrado esa cifra de 28 en Tokio. La británica, que nació sin funcionalidad en la mano izquierda debido a que el cordón umbilical se quedó enredado en ese brazo durante la gestación, debutó en Barcelona 92 , con 14 años, como nadadora. En la piscina logró 5 oros, 8 platas y 3 bronces, en la cita española, Atlanta 96, Sídney 2000 y Atenas 2004. Se cambió a la bicicleta para Pekín 2008, y sobre ruedas ha conquistado el oro en todas las pruebas disputadas, 17, récord en su país.

En Tokio 2020 también esperaba alcanzar a Phelps el brasileño Daniel Días , pero se ha quedado en 27 y ya confirmó que no iría a París. Por delante en la historia aún están las 30 medallas que logró el tirador sueco Jonas Jacobsson en diez Juegos o las 55 de la nadadora Trischa Zorn . Perales avisa: «Nos vemos en París».