Bádminton
Fernando Rivas: «Le propusimos fines de semana largos, casi como obligación»
El entrenador de Carolina Marín también tuvo que reconducir sus análisis tácticos hacia los emocionales en estos diez meses en los que se convirtió en su 'Pepito Grillo'
Carolina Marín: «Caí muy hondo, pero ya es pasado y voy a disfrutar de volver a competir»
Fernando Rivas dirige el entrenamiento de Carolina Marín
Para Fernando Rivas , entrenador de Carolina Marín , también ha sido un tiempo de reflexión. La ilusión y el objetivo es el mismo para ambos: disfrutar de volver a competir tras diez meses de parón. En el camino, han buscado otras aristas de ... ellos mismos: «Tuve una charla con Carolina en la que le explicaba que el bádminton le daba otra oportunidad, y había que afrontarla de otra manera. Ella es supercompetitiva; no disfruta del viaje ni de cuando gana. A mí también me pasa, cuando hay un buen resultado pienso en lo que se puede hacer mejor, incluso si ganamos los Juegos. Pero le comenté que igual hay una manera más sana de disfrutar del bádminton».
Saldrá una Carolina mejor, ¿sale un Fernando Rivas mejor?
Sale uno con mucha ilusión. Llevamos tanto tiempo sin competir y sin competir en Madrid, además. Y más ilusión si cabe porque veo a Carolina con muchas ganas de volver a la competición, y aquí en España. Tenía ese compromiso con los seguidores y con ella misma para el Mundial, pero asumimos que era muy complicado y el siguiente reto fue volver en el Spain Masters; y las casualidades de la vida, no se pudo celebrar el Europeo en Finlandia y es en Madrid.
Yo creo que también sale un Fernando Rivas mejor. Lo que se suele ver es a la deportista, que es la que compite, la que gana y se expone. Fernando Rivas ha mejorado porque nos hemos tenido que reinventar tácticamente; el proceso ha sido muy diferente. He tenido que prestar más atención a temas más emocionales que tácticos. Al equipo, en general, nos ha hecho mejores porque nos ha hecho más cohesionados. Ya lo éramos, pero ahora mucho más. Estamos supersincronizados. Eso ha sido clave para el proceso.
¿Cómo afrontó la lesión y en ese momento?
Estaba confinado por Covid, estaba haciendo una llamada con los ingenieros para un análisis de los Juegos mientras Anders estaba con Carolina. No cogí el teléfono. Me volvieron a llamar. Colgué de nuevo. Y ya a la tercera intuí que era importante. Carolina todavía estaba en el suelo, diciendo 'Me he roto, me he roto, lo sé. Y llamaron a la ambulancia.
Se lleva mal. Dos días antes, yo tenía el plan de desarrollo de Carolina para los Juegos de Tokio, el plan de la nueva Carolina. Le estaba costando trabajo, no lo conseguía entender. Hice un esquema en la pizarra en una videollamada. Cómo vamos a entrenar, qué haces cuándo sacas, qué haces cuando recibes; esto nos ayudará a desarrollar este estilo de juego. Me dijo 'ahora sí lo entiendo'. Y los entrenamientos cambiaron. Me pidió que le mandara una foto del esquema y le dije 'te lo mando en power point'. Ni llegué a hacerlo.
Su plan de juego para Tokio 2020 saltó por los aires en mayo, y eso que, como cuenta el propio Rivas, en Francia, el departamento que mide con algoritmos las opciones que tiene un deportista de ganar una medalla le daba a Carolina el oro absoluto en bádminton. «Se asume la lesión porque no queda otra. Como somos tan analíticos, utilizamos la lógica más que la emoción, que es bastante mejor. Habíamos controlado hasta la flora intestinal porque tenía problemas digestivos. Leía 'El cuerpo lleva la cuenta', y uno de los capítulos es 'Cuando la lesión no es el problema sino la solución'. Siempre que Carolina se ha lesionado ha habido un factor estresante externo que le impedía dormir bien. La máquina se rompe de un sitio, pero las tensiones vienen de varios sitios. Fue muy duro. Sobre todo para ella. A nosotros solo nos quedaba arroparla. Y solo quedan tres años para París».
Sin poder pisar durante un tiempo, ¿qué tipo de entrenador tuvo que ser?
Me convertí en una especie de silla de ruedas, un pepito grillo, lo que menos era era entrenador. Ella quería volver a entrenarse enseguida. Pero arrastramos los problemas digestivos y de estrés, y le propusimos fines de semana largos, casi obligada. Luego lo agradeció porque le ayudó pasar tiempo con su familia. Hicimos un cambio de pabellón para tener otros estímulos; al entrenamiento lo llamamos rehabilitación… cambios que acompañaron al gran cambio.
¿Se plantearon que quizá no volviera a ser competitiva?
Nunca. Nunca lo hemos planteado. Hemos tenido preocupaciones porque a veces había molestias que no esperábamos. Pero nunca hemos tenido un verdadero miedo en eso.
A París Carolina Marín llegará con 31 años, ¿qué edad es esa para el bádminton?
Con 31 años, no sería la jugadora con más edad en ganar unos Juegos Olímpicos. Ya se ganó el oro en Atenas 2004 con 32 años. Es difícil, sí. Pero imposible no lo es. Siempre que sea posible vamos a seguir entrenando. La edad de madurez está en torno a los 24-27 años, y ahí podemos llegar tarde. Pero la experiencia y las ganas, y a pesar de las lesiones, el físico que todavía conserva, la hacen bastante competitiva.
Del 'me he roto' a la ilusión por volver a sentirse jugadora.