ALPINISMO

Chistes sin oxígeno hacia la cumbre

Coronan la cima por vías vírgenes, sin sherpas, en invierno, solitarios en el Gasherbrum II. Una hazaña filmada

Chistes sin oxígeno hacia la cumbre

ABRAHAM COCO

Este reportaje empieza como los chistes: van un italiano, un kazajo y un estadounidense bienhumorados y coronan por primera vez en invierno el Gasherbrum II. A los gentilicios le ponen rostro Simone Moro , Denis Urubko y Cory Richards , tres ... exploradores en una tarde otoñal en Barcelona —a doce metros sobre el nivel del mar— que nada tiene que ver con los 46 grados bajo cero ni con los 8.035 metros de esta montaña pakistaní de la cordillera del Karakórum.

Abanderan un estilo de alpinismo «limpio» alejado de las rutas comerciales, de los sherpas, del oxígeno embotellado y de las sendas trituradas . No quieren coleccionar ocho miles, sino «abrir nuevas vías para continuar la verdadera naturaleza de este deporte», explica Simone. Aclara que no buscan rivalizar con otros colegas que apuestan por otra forma de escalar. Aunque la practicaran en sus comienzos, ya no la comparten.

Su apuesta invernal colecciona inconvenientes: más frío, más viento, más nieve, hielo más impenetrable. También más soledad. Evitan los ascensos en los que puedan coincidir con otros grupos. Igual que en este reportaje: Alberto Núñez-Feijóo, el presidente de la Xunta, se acaba de sentar en la mesa de al lado. Continuamos la entrevista en la terraza.

«La altitud no es un sitio para vivir, sino solo para sobrevivir»

«En verano tienes una tienda para cocinar, otra para comer, otra para dormir. Nosotros, sin embargo, decidimos unir las tres en una», relatan. En nada se parece la rutina del campamento base, en el zócalo del macizo, a la vida en la subida. Huida más que vida : «La altitud no es un sitio para vivir, sino solo para sobrevivir. Has de estar el menor tiempo posible» . Una gaviota interrumpe la entrevista. Acaba de dejar caer encima de Cory lo que a ella le sobraba. Sucede en Barcelona, la ciudad en la que en unas horas los tres comentarán su aventura con aficionados del alpinismo, en un evento organizado por The North Face .

Es jueves. Los tres son ahora grandes amigos, «hermanos», repiten. Pero no fue fácil al principio. Proceden de culturas demasiado alejadas. Simone y Denis ya se conocían. Fue a raíz de la muerte en 1997 de otro kazajo, Anatoli Boukreev, mientras escalaba el Annapurna con el italiano, que aún alude a su supervivencia como un milagro. « Simone me ha enseñado a reírme y a comunicarme mejor con la gente» , reconoce Denis.

El principal escollo de la convivencia en la expedición fue la doble faceta de Cory, encargado de filmar la escalada. Sus imágenes forman hoy el documental «Cold» , al que Denis se resistía: «No entendía que me pidiera que hiciera las cosas mirando a la cámara. Al final comprendí que era americano y venía de otro mundo», bromea este escalador de la región caucásica, que es junto a Europa del Este el invernadero de los alpinistas más sólidos . «Nacieron en situaciones muy complicadas y su mente es muy fuerte», matiza Cory. «Las condiciones de la montaña son parecidas a las de las casas en las que se criaron: sin comida y con frío», bromea Simone.

El pronóstico meteorológico de Karl Gabl fue clave

Hubo una cuarta persona fundamental para permitir al trío alpino alcanzar la cumbre del Gasherbrum II: el meteorólogo Karl Gabl. Él fue quien d esde Innsbruck, en Austria, pronosticó 30 horas de «buen tiempo» que obligó a la expedición a adelantar dos días la subida. «Es como si te dijeran que tienes 30 horas antes de que caiga una bomba. Huyes», apuntan. «Hay que reconocer que la tecnología nos ha ayudado mucho a mejorar », afirma Simone. «Pero el riesgo, el frío y el viento son los mismo. La tecnología no es una burbuja que te proteja de los peligros», recuerda Simone.

Intuición o miedo

Los tres coinciden: el mayor enemigo en la montaña es tu mente. «Tu cuerpo te dice: “¡Abajo!”, pero tu mente te pide seguir un poco más» . «El peligro, como en la vida, se intuye. Ves grietas en los glaciares, por ejemplo», detallan. Pero «hay que distinguir entre el miedo, que es racional, y la intuición. Cuando sientes el primero, tienes que sobreponerte », declara Cory, el más joven de los tres.

De camino a la cumbre, el frío entumece los pies. Simone se los masajea. Cory lo graba. « Tienes que concentrarte en evitar perder calor. Cualquier movimiento que realices, como sacar un objeto del interior de la chaqueta, te compromete», describe Denis. Su narración no irradia heroicidad, sino gracia. No trata de emocionar:

—¿Cómo es el instante en que os despedís de vuestra familia?, pregunto.

—No es el típico momento trágico y lacrimoso de las películas. Soy alpinista durante todo el año y mi familia vive esa realidad, responde Simone.

Alcanzar la cumbre «es una ventana de felicidad de pocos minutos» , definen. «Es la mitad del maratón. Hay que volver. Y la gente con frecuencia olvida que en l a bajada hay muchísimo riesgo », alertan. Ellos mismos estuvieron a punto de morir sepultados por una avalancha. Cory inmortalizó sus lágrimas con su cámara al desenterrarse. Silencio en la sala en la que acaba de proyectarse. El mismo, cuando se muestran los cadáveres congelados sobre la nieve. «Te recuerda lo que puede pasar», sugieren.

El próximo reto será el Nanga Parbat. La fecha de inicio: el 26 de diciembre. Cory, recién casado, se quedará en casa esta vez. No faltarán los chistes.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios