El mundo del golf, impresionado por la exhibición de Martin Kaymer en Pinehurst

«Lo que Martin está haciendo hasta ahora tiene más mérito que lo que hice yo en Congressional en 2011 _reconoció Rory McIlroy, que hizo la última machada del torneo al ganar su Open por ocho de diferencia_. Ese año el campo estaba más blando y era más benigno con los fallos; aquí los errores se castigan mucho y él no los está teniendo». La incredulidad se adueñó también del resto de los golfistas, que no daban crédito a lo que veían en las pizarras. «¿Pero ha jugado el mismo campo que nosotros?» se preguntaba divertido Kevin Na; «ha sido increíble verle jugar _apuntó su compañero de partido Keegan Bradley_ todo el día sin fallar un golpe, siempre en la calle, siempre en el "green", siempre embocando...»; «a partir de ahora sólo queda esperar que él no siga a este nivel y que los demás ofrezcamos lo mejor de nosotros mismos» suspiró Todd.

El protagonista de toda esta tormenta, mientras tanto, asumía su éxito con una tímida sonrisa. «No sé cómo explicarlo, realmente no estoy haciendo nada especial. Lo único que estoy consiguiendo es no cometer errores y mantenerme muy concentrado. Estoy muy satisfecho de la solidez que estoy teniendo.» Con la modestia por bandera, está claro que el alemán ha recuperado ese ángel que le llevó a ganar el PGA Championship de 2010 , al número uno mundial y a ser el héroe de la Ryder Cup de 2012 . Entre un verano y otro pasaron dos años de problemas técnicos y de incertidumbres, pero el milagro de Medinah le recuperó para el golf. En 2014 el triunfo en el The Players le ha vuelto a poner en el candelero y aquí, en el Open de Estados Unidos, puede ampliar su palmarés haciendo historia. Aunque no todo el mundo lo ve así. «Que no se confíe _avisa Brent Snedeker_ porque este campo es muy truquero y en cualquier momento te puede enganchar. Con 36 hoyos por delante ninguna renta es suficiente; Kaymer es un gran golfista, pero todavía hay mucho golf por jugar».